Los problemas de los estudiantes

Los estudiantes denuncian incumplimientos generalizados

Por desgracia, el caso de Elena no parece un caso aislado. Resulta sencillo localizar a estudiantes españoles que han vuelto espantados de Malta.

Dionisia Gutiérrez vive en Albacete y estudia Derecho. Junto a dos amigas solicitó la beca y tras serle concedida acudió a Study Global, una agencia especializada en viajes para aprender idiomas. "Contratamos una estancia en Malta en casa de un matrimonio joven. Al llegar nada era como nos lo habían contado", relata Dionisia, que estuvo alojada en la casa de una mujer de unos noventa años junto a otras 11 personas. "La pobre mujer no podía con...

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Por desgracia, el caso de Elena no parece un caso aislado. Resulta sencillo localizar a estudiantes españoles que han vuelto espantados de Malta.

Dionisia Gutiérrez vive en Albacete y estudia Derecho. Junto a dos amigas solicitó la beca y tras serle concedida acudió a Study Global, una agencia especializada en viajes para aprender idiomas. "Contratamos una estancia en Malta en casa de un matrimonio joven. Al llegar nada era como nos lo habían contado", relata Dionisia, que estuvo alojada en la casa de una mujer de unos noventa años junto a otras 11 personas. "La pobre mujer no podía con todo aquello. La suciedad era espantosa y sentíamos verdadera lástima. Alguien se estaba enriqueciendo a su costa mientras nosotros llegamos a dormir dos en un colchón, porque una de las camas tenía los muelles fuera", concluye.

El caso de Eva, estudiante de Antropología en Teruel tampoco parece agradable. "Había contratado con una empresa de Barcelona el viaje. La casa no estaba mal pero todo era muy extraño. Me alojaron con un matrimonio que dormía en habitaciones separadas y el clima era muy tenso. El marido paseaba frecuentemente frente a mi habitación en ropa interior y me miraba de manera muy extraña. Sentí mucho miedo y decidí regresar a España".

Pese a lo que pueda parecer, también hay quien ha disfrutado de unas buenas vacaciones. Es el caso de la jienense Dolores Tortosa, que se golpeó de bruces con la fortuna nada más aterrizar en el país. "La organización era lamentable. Habíamos contratado una residencia y en el aeropuerto nos dijeron que no quedaban plazas. Por suerte, tras varias horas de espera, nos llevaron a un hotel. Hemos estado muy bien pero no puedo decir lo mismo de la mayoría de los españoles que han asistido a los cursos, al parecer no existe ningún control sobre los alojamientos que se seleccionan", se sincera, a la vez que explica la sensación que le ha dejado el país. "Es un caos. Es un país muy sucio y desorganizado y las agencias tratan de exprimir al máximo a los españoles", concluye.

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