Sanidad destina el 2% del presupuesto a los conciertos con clínicas privadas para rebajar la lista de espera

Rebajar la lista de espera se ha convertido en una de los principales objetivos y, a la vez, obsesiones del Departamento de Sanidad. El tiempo que deben esperar los pacientes para operarse, ser atendidos por un especialista o que se les practique algún tipo de prueba complementaria es uno de los indicadores más importantes que emplea cualquier sistema sanitario para medir la calidad de su asistencia. En un intento de rebajar esa listas de espera, el departamento destinó en el año 2006 el 2,1% de su presupuesto a los conciertos con clínicas privadas, a los que derivó pacientes para operaciones ...

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Rebajar la lista de espera se ha convertido en una de los principales objetivos y, a la vez, obsesiones del Departamento de Sanidad. El tiempo que deben esperar los pacientes para operarse, ser atendidos por un especialista o que se les practique algún tipo de prueba complementaria es uno de los indicadores más importantes que emplea cualquier sistema sanitario para medir la calidad de su asistencia. En un intento de rebajar esa listas de espera, el departamento destinó en el año 2006 el 2,1% de su presupuesto a los conciertos con clínicas privadas, a los que derivó pacientes para operaciones y consultas.

Este 2,1% del prepuesto se traduce en 51,9 millones de euros, tres millones más que los destinados al mismo fin en 2005. Los conciertos se producen en dos direcciones. Por una parte, para atención ambulatoria y, por otro lado, para atención hospitalaria. En el primer capítulo, la consejería se gastó el año pasado 7,2 millones de euros. En el caso de los conciertos con hospitales privados, el gasto alcanzó los 44,7 millones de euros. La mayor parte recaló en Guipúzcoa, con 34,7 millones. Los conciertos con el Instituto Oncológico de San Sebastián (15,8 millones), la Policlínica Guipúzcoa (18,8) y la Clínica La Asunción-Tolosa (13,2) fueron los más cuantiosos.

En la actualidad, la demora media para que un paciente sea atendido por un especialista o para someterse a una prueba diagnóstica es de 30 días, mientras que los enfermos que esperan para someterse a intervenciones quirúrgicas deben aguardar una media cercana a los 50 días. Un decreto establece el tiempo máximo que debe esperar un enfermo para ser operado en los hospitales públicos de la comunidad. El límite se fija en 30 días naturales para cirugía relacionada con el cáncer, 90 para la cirugía cardíaca y 180 para otros procedimientos quirúrgicos. En caso de que se excedan los plazos, el paciente puede recurrir a hospitales privados vascos y la Administración correrá con los gastos.

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