Reportaje:El conflicto de Irak

El precio del Plan Bagdad

La seguridad mejora en la capital a costa del aumento de las bajas de militares de EE UU

Dos meses después de comenzar el plan de seguridad para Bagdad, algunos barrios de la capital, acechados por los escuadrones de la muerte, son ahora más tranquilos. Las víctimas mortales en el resto del país no han descendido significativamente, debido sobre todo a los últimos ataques suicidas, especialmente sangrientos. Muchos escuadrones de la muerte en la capital han decidido ocultarse ante la presencia de tropas estadounidenses, reforzadas los últimos dos meses con 30.000 nuevos efectivos.

Con el nuevo plan de seguridad, Bagdad sí ha registrado un incremento de bajas e...

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Dos meses después de comenzar el plan de seguridad para Bagdad, algunos barrios de la capital, acechados por los escuadrones de la muerte, son ahora más tranquilos. Las víctimas mortales en el resto del país no han descendido significativamente, debido sobre todo a los últimos ataques suicidas, especialmente sangrientos. Muchos escuadrones de la muerte en la capital han decidido ocultarse ante la presencia de tropas estadounidenses, reforzadas los últimos dos meses con 30.000 nuevos efectivos.

Con el nuevo plan de seguridad, Bagdad sí ha registrado un incremento de bajas estadounidenses, al tener que luchar contra las milicias chiíes y suníes en sus propias calles.

"Se trata del juego del gato y el ratón, pero con un ratón muy listo", dice un soldado
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La insurgencia suní se presenta ahora más dividida, según el Ejército estadounidense. Hay al menos una docena de grupos suníes, muchos de ellos luchando contra otros suníes, contra las tropas extranjeras y contra el Gobierno liderado por los chiíes. Las milicias chiíes parecen haber reducido sus actividades en Bagdad y centrado sus operaciones en las afueras de la capital. Bien con luchas internas o contra los árabes suníes, a los que expulsan de sus casas y cuyas mezquitas atacan. Entre las nuevas tácticas empleadas por las milicias de ambos bandos destaca la quema de casas y de negocios en diferentes provincias.

"Se trata de un juego del gato y el ratón. Pero con un ratón muy, muy listo". Así describió la lucha contra la insurgencia un soldado estadounidense del primer batallón del Quinto de Caballería destacado en Bagdad. La inminente llegada de cinco brigadas para el plan de seguridad elevará la presencia de tropas de Estados Unidos a 173.000 soldados, la cifra más alta desde que comenzó la guerra.

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Dentro del nuevo plan, el Ejército estadounidense ha intentado mejorar sus relaciones con los civiles patrullando con policías iraquíes y reuniéndose con los líderes locales. Su presencia en los barrios más conflictivos de la capital ha duplicado casi el número de bajas en las primeras siete semanas del plan, con 53 soldados muertos desde el 14 de febrero. En las siete semanas anteriores al plan se habían registrado 29 muertos en Bagdad.

La provincia de Diyala, muy disputada por suníes y chiíes, se ha convertido en una las zonas más conflictivas. Desde que comenzó el plan han muerto 15 soldados americanos en la zona. En la provincia de Al Anbar murieron 31 militares, 15 menos que en las siete semanas antes del plan. En total, en los 49 días de plan de seguridad el Ejército de Estados Unidos ha perdido 116 soldados, tres más que en el mismo periodo anterior al 14 de febrero. La mayoría de las bajas entre las tropas se producen por bombas situadas en las carreteras. En Bagdad suponen el 83% de las muertes de los soldados estadounidenses.

Tanto el Gobierno iraquí como el Ejército de Estados Unidos se niegan a dar cifras sobre las muertes civiles en el conflicto. El último informe de Naciones Unidas, publicado el pasado mes de enero, daba una media de 100 civiles muertos al día. Las autoridades militares sí han informado de que los asesinatos típicos de la violencia sectaria han descendido un 26% en todo el país y más en Bagdad. El Ejército estadounidense cree que los datos están relacionados con el descenso de actividades de las milicias chiíes, especialmente de los combatientes del Mahdi, leales al clérigo chií Múqtada al Sáder.

Un clérigo chií (izquierda) saluda a otro suní durante la marcha de ayer en Nayaf.REUTERS

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