La otra cara de la fiesta

Tradiciones que caducan

Guerras de aguas, cazas masivas de patos en el mar, cabezas del profeta Mahoma que explotan a base de petardos, castillos de fuegos artificiales lanzados a pocos metros de un parque natural, niños pequeños corriendo cerca de los toros... Muchas tradiciones asociadas a fiestas populares valencianas han sido modificadas o suprimidas en los últimos años debido a la aparición de nuevos riesgos o de una percepción distinta de los mismos.

Una de las tradiciones afectadas que más polémica ha levantado en los últimos años ha sido la suelta de patos en Sagunto: miles de personas tr...

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Guerras de aguas, cazas masivas de patos en el mar, cabezas del profeta Mahoma que explotan a base de petardos, castillos de fuegos artificiales lanzados a pocos metros de un parque natural, niños pequeños corriendo cerca de los toros... Muchas tradiciones asociadas a fiestas populares valencianas han sido modificadas o suprimidas en los últimos años debido a la aparición de nuevos riesgos o de una percepción distinta de los mismos.

Una de las tradiciones afectadas que más polémica ha levantado en los últimos años ha sido la suelta de patos en Sagunto: miles de personas trataban cada año de coger alguna de las cientos de aves soltadas en el mar. La población incumplió las prohibiciones expresas fijadas por el Consell, debido al maltrato que sufren los animales y al riesgo derivado por la gripe aviar y fueron por ello sancionada con 45.000 euros. En Gandia, donde también existía la tradición, optaron hace tiempo por sustituir los patos vivos por otros de plástico.

Consideraciones de otro tipo llevaron a numerosas poblaciones, sobre todo en Alicante, a suprimir el pasado verano La Mahoma, una tradición consiste en hacer estallar la cabeza o el cuerpo entero del profeta, como en Beneixama. La peligrosa polémica suscitada por la publicación de las viñetas de Mahoma, primero en Dinamarca y luego por parte de muchos medios de comunicación europeos, estuvieron detrás de la decisión.

La escasez de agua ha llevado a muchas poblaciones valencianas también a suprimir paulatinamente las típicas guerras de agua o globotás.

Los cambios no siempre son bien recibidos. En algunos casos son precisamente las autoridades municipales las que violan la normativa con tal de no provocar el descontento de la población. Fue el caso de Serra, sancionada por lanzar un castillo de fuegos artificiales a pesar del riesgo que implicaba para el Parque Natural de la Serra Calderona. O de Nàquera, situada a pocos kilómetros de la anterior, que corrió la misma suerte.

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