MIRADOR

Golpe de efecto

Un convoy de vehículos ocupados por supuestos militantes del islamismo radical en Somalia, con varios miembros destacados de Al Qaeda a los que supone responsables de ataques contra intereses americanos, fue destruido en la noche del lunes en una operación militar que Washington tacha de perfecta. Un avión de combate AC-130 artillado atacó por sorpresa a la columna de vehículos con unos cincuenta hombres. Algunos, según aseguran el Pentágono y el Gobierno provisional de Somalia, eran los responsables de los ataques con bombas contra las embajadas de EE UU en Kenia y Tanzania que causaron vario...

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Un convoy de vehículos ocupados por supuestos militantes del islamismo radical en Somalia, con varios miembros destacados de Al Qaeda a los que supone responsables de ataques contra intereses americanos, fue destruido en la noche del lunes en una operación militar que Washington tacha de perfecta. Un avión de combate AC-130 artillado atacó por sorpresa a la columna de vehículos con unos cincuenta hombres. Algunos, según aseguran el Pentágono y el Gobierno provisional de Somalia, eran los responsables de los ataques con bombas contra las embajadas de EE UU en Kenia y Tanzania que causaron varios centenares de muertos.

Se trata probablemente de la primera buena noticia en mucho tiempo que Washington puede hacer pública sobre su implicación militar en el Cuerno de África. Y es parte de una amplia ofensiva contra los islamistas en Somalia iniciada en diciembre con la invasión etíope apoyada por EE UU en socorro del Gobierno somalí reconocido por la ONU y amenazado por un ejército islamista con gente de Al Qaeda y fanáticos islamistas occidentales. Entre las bajas de estas semanas se ha identificado a varios musulmanes británicos.

La presencia oficial americana en Somalia concluyó en 1993 tras la humillación del derribo de un helicóptero Black Hawk y el asesinato, mutilación y vejación de 18 marines. Ahora, la lucha contra el terrorismo islamista ha inducido a Washington a regresar, sin poner pie en tierra, a esta región de tan mal recuerdo. Es un golpe de efecto. Pero no bastará en una guerra contra el islamismo como la que ya ha estallado en el Cuerno de África, y que corre el riesgo de generar aún más inestabilidad en Somalia y en toda la región.

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