Crítica:COMER

Sabores de la despensa global

LA ESPADAÑA, la osada cocina de fusión de José Luis Navas en Jaén

En un bucólico olivar en los alrededores de Jaén, dentro de un restaurante anexo a una escuela de hostelería, José Luis Navas, joven promesa de la alta cocina andaluza, pone de manifiesto el inquietante panorama gastronómico al que, según parece, se encamina la cocina de autor. Como otros muchos de su misma generación en España, se trata de un profesional de talento que a sus 27 años elabora platos interesantes, aunque sin puntos de referencia conocidos. Recetas apátridas en las que testimonia su devoción por los sabores asiáticos e intercala contrapuntos dulces con notas saladas.

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En un bucólico olivar en los alrededores de Jaén, dentro de un restaurante anexo a una escuela de hostelería, José Luis Navas, joven promesa de la alta cocina andaluza, pone de manifiesto el inquietante panorama gastronómico al que, según parece, se encamina la cocina de autor. Como otros muchos de su misma generación en España, se trata de un profesional de talento que a sus 27 años elabora platos interesantes, aunque sin puntos de referencia conocidos. Recetas apátridas en las que testimonia su devoción por los sabores asiáticos e intercala contrapuntos dulces con notas saladas.

Libertad creativa

LA ESPADAÑA

Casería de Las Palmeras. Carretera de Córdoba (Paraje de la Fuente Mora). Jaén. Teléfono 953 26 05 77. Cierra los miércoles y las noches de los domingos, lunes y martes. Precio medio, entre 40 y 55 euros. Menú del día, 28 euros. Menú gastronómico, 35 euros. Menú degustación, 38 euros. Sardinas templadas en coco, 11,50 euros. Mero en aromaterapia, 22,50 euros. Cabrito al regaliz, 17,80 euros. Torrija caramelizada, 4,80 euros.

Pan ... 4

Café ... 4

Bodega ... 6

Servicio ... 7

Aseos ... 7

Ambiente ... 6

No es de extrañar que su carta dé la espalda a la cocina cinegética de la tierra, a los antiguos platos pastoriles y a las legumbres jienenses. Ni siquiera un gesto de homenaje al aceite de oliva. Nada de nada. En su lugar, una cocina de fusión, entre osada e insolente, que huye de lo convencional y juega a una libertad creativa tan fecunda como desarraigada. Erizos de mar, kéfir turco, coco, chirivías, alcachofas de Jerusalén, setas enoki, cardamomo, tamarindo, tofu y otros alimentos de la despensa global irrumpen en sus recetas con desparpajo.

¿Error de planteamiento? ¿Acierto en la manera de entender la modernidad? Como Navas trabaja al filo del vacío, en sus propuestas alternan los aciertos con montajes incoherentes. De entrada, un delicado carpaccio de pulpo agridulce con berberechos y tamarindo; luego, unas suaves sardinas marinadas con salsa de mascarpone y globo de mozzarella al estilo de Pedro Subijana, y después, un raro gazpachuelo espumoso con tropezones de castañas de una insipidez manifiesta.

Verduras sofritas

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Mayor desconcierto provocan los huevos revueltos con careta ibérica, ortiguillas de mar, verduras sofritas, tofu y salsa romesco, composición barroca cuyas texturas terminan por malograrse. El carácter autodidacto de Navas, que en muchos aspectos necesita madurar, le lleva a propuestas poco afortunadas. Como muestra, el rodaballo dorado en su propia grasa con un picadillo de coco y zanahoria al helado de menta, guarnición divertida con la que el pescado no liga nada. O el cabrito al regaliz y cacao, tan corto de cocción que de puro crudo no se puede cortar.

Comedor del restaurante La Espadaña, en Jaén. Abajo, melón cantaloupe, granadina helada y pistacho.JOSÉ MANUEL PEDROSA

TRES MENÚS INTERESANTES

LA ESPADAÑA no es otra cosaque un apéndice de la escuela de hostelería y el salón de banquetes que forman el complejo gastronómico del mismo nombre, propiedad de Paulo y Leonardo Cruz, gerentes de las instalaciones. Un lugar de precios contenidos donde el comensal dispone de tres menús de distinta envergadura. Por 28 euros está el denominado menú del día, que incluye un aperitivo, pescado, carne y postre, además de pan, agua, café y copa de vino. Superior entidad posee el menú gastronómico (35 euros), que integran tres entrantes, un pescado y una carne, además de dos postres. Y más aún, el menú degustación (38 euros), de la misma estructura que el anterior, pero con platos más escogidos.Las innegables facultades que Navas posee para la cocina, su audacia para perfilar armonías, se convierten en sólidas con los postres, de técnica refinada. Se trata de dulces esquemáticos, ligeros, de concepción moderna y bajos en azúcar. Todo un ejemplo de coherencia. Es magnífica su versión de la torrija caramelizada con helado de vainilla, y muy refrescante el jugo de melón cantaloupe con granadina helada. Entre las sugerencias figuran una berlinesa de ciruelas con sabayón de canela y la denominada pasión de chocolate. La lista de vinos, en la que se aprecian inquietudes, carece de algo tan importante como la mención de las añadas. Un fallo imperdonable. Tampoco se entiende que en un lugar semejante, con buen servicio de sala, el café sea tan malo y el pan esté descuidado.

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