"Nos toca salir de Ecuador"

"La verdad es que aquí estamos jodidos. Estamos muy tristes por nuestro Ecuador y nos toca salir. Nadie quiere, pero... ¿qué hacemos?".

Wilson Freire intenta calentarse las manos en una de las cinco hogueras que se han encendido en San Luis para ayudar a pasar las horas de helada. Decidió bajar desde el caserío de Tangaiche -uno más de los 14 que conforman la parroquia de Picaihua- para solidarizarse con la familia de Carlos Alonso Palate, fallecido en el atentado de ETA contra el aparcamiento de la terminal 4 del aeropuerto de Barajas. Como también han venido desde Quito, la capital, t...

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"La verdad es que aquí estamos jodidos. Estamos muy tristes por nuestro Ecuador y nos toca salir. Nadie quiere, pero... ¿qué hacemos?".

Wilson Freire intenta calentarse las manos en una de las cinco hogueras que se han encendido en San Luis para ayudar a pasar las horas de helada. Decidió bajar desde el caserío de Tangaiche -uno más de los 14 que conforman la parroquia de Picaihua- para solidarizarse con la familia de Carlos Alonso Palate, fallecido en el atentado de ETA contra el aparcamiento de la terminal 4 del aeropuerto de Barajas. Como también han venido desde Quito, la capital, tres miembros de organizaciones de emigrantes ecuatorianos.

Elba Berruz, presidenta de la Asociación Mundial de Ecuatorianos en el Exterior, ha tenido que tomar unas gotas tranquilizantes porque la situación que está contemplando la sobrepasa, aunque no se puede decir que no tenga experiencia: fue una de las que ayudó a repatriar a algunos de los 16 ecuatorianos que quedaron sepultados bajo las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001.

Dora Aguirre pertenece a la asociación Rumiñahui Hispano-Ecuatoriana de España, y se afana en consolar a la familia de Carlos Alonso Palate, como también tuvo que hacer con las de sus cuatro compatriotas muertos en los atentados de 11 de marzo en Madrid.

Las dos representantes de los inmigrantes de su país están indignadas con la ausencia de autoridades ecuatorianas. "Ni siquiera por el dolor humano, ni siquiera por cortesía diplomática para recibir a la secretaria de Estado", se lamentan.

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