Reportaje:

Los regalos no deseados

Alrededor de 100.000 españoles han empezado a vender por Internet los presentes navideños que reciben

Con una sonrisa helada, alguien mira su regalo de navidad, y piensa, intentando que no se le note mucho, qué demonios puede hacer con esa camisa chillona -eso sí, de marca- o esa lujosa caja con la discografía completa de aquel grupo que siempre odió. Que levante la mano quien no se haya encontrado en una situación parecida tras la llegada de Papá Noel o de los Reyes Magos. ¿Y qué hacer con el artículo que no gusta, se considera inservible o está repetido? Los españoles de 18 a 45 años, en su inmensa mayoría, o se aguantan y lo usan (entre el 35% y el 43%) o, sobre todo, lo condenan a cadena p...

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Con una sonrisa helada, alguien mira su regalo de navidad, y piensa, intentando que no se le note mucho, qué demonios puede hacer con esa camisa chillona -eso sí, de marca- o esa lujosa caja con la discografía completa de aquel grupo que siempre odió. Que levante la mano quien no se haya encontrado en una situación parecida tras la llegada de Papá Noel o de los Reyes Magos. ¿Y qué hacer con el artículo que no gusta, se considera inservible o está repetido? Los españoles de 18 a 45 años, en su inmensa mayoría, o se aguantan y lo usan (entre el 35% y el 43%) o, sobre todo, lo condenan a cadena perpetua en el armario, el cajón o el trastero (entre 50% y el 56%), según una encuesta realizada por la consultora Millward Brown para el portal de compraventa por Internet E-Bay.

Los obsequios de empresa son los que más se ofrecen en subasta en la Red

Pero hay otras opciones, aparte de cambiarlos en la tienda si se ha guardado el tique y se tiene la suficiente confianza con el donante. Para empezar, la clásica: endosárselo a otro familiar, amigo o conocido. Re-regalar (traducido del inglés regifting) se ha convertido en todo un fenómeno en EE UU, dónde la mitad de la población (el 52%) va a hacerlo o se lo está planteando, según otra encuesta encargada por E-Bay.

El término re-regalar, un concepto probablemente tan antiguo como el propio acto de regalar, se popularizó entre los estadounidenses a mediados de los noventa con la serie de televisión Seindfeld. Desde entonces, ha llenado páginas de periódico y algún suplemento en el que a menudo se dan consejos, por ejemplo, sobre cómo asegurarse de que quién entregó el objeto no se entere de que después fue recolocado a otra persona. Por ejemplo, ofrecerlo inmediatamente después de recibirlo, para no olvidar quién se lo dio, y nunca reubicarlo dentro del mismo grupo de amigos. Los pequeños adornos y bisutería y los productos de cuidado personal son los que más cambian de mano de esta manera entre los estadounidenses. Entre los españoles, sólo entre el 3% y el 8% tiene previsto re-regalar, según la citada encuesta.

Otra historia es la creciente opción de sacarle partido al artículo no deseado, es decir, revenderlo. El año pasado 50.000 españoles lo hicieron a través de Internet, y según E-Bay, estas navidades pueden llegar a los 100.000. La encuesta española dice que hay diferencias entre los que aseguran que van a revender (3%) y los que simplemente se lo plantean (un 37% de los hombres y un 29% de las mujeres). La proporción masculina es similar a la de los británicos. El estudio de E-Bay en Reino Unido hace el cálculo de dinero invertido en "regalos erróneos": unos 137 euros (92 libras) por persona, ya que estiman que un tercio de los regalos que recibe cada individuo es desacertado.

El regalo de empresa es sin duda el que más se revende, según la encuesta de E-Bay. Algo absolutamente lógico si se tiene en cuenta que es el que más desagrada, según el mismo estudio. De hecho, en el portal español de Internet ya se han subastado este año (así funciona el sitio web, se cuelga un producto con precio de salida y los interesados pujan) varios de estos productos. Por ejemplo, un móvil con reproductor de mp3, que se vendió por algo menos de 120 euros. "Es un regalo de empresa para navidad y ya tengo un móvil nuevo de hace un mes", explicaba el vendedor.

El estudio ofrece, además, alguna que otra obviedad, como que los regalos que más desagradan son los del suegro y la suegra, y los que más aciertan, los de la pareja y los hijos, independientemente del precio. En cuanto a los artículos que más triunfan, con la tecnología y la ropa se suele acertar con ellos; y con ropa, libros y complementos, con ellas. Aunque claro, siempre se puede elegir mal dentro de estas categorías, y bien, fuera de ellas. Para gustos, los colores. Y si no, siempre queda Internet.

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