Los científicos constatan que es preciso mantener la veda de la anchoa

La anchoa continúa en peligro de extinción, por lo que es necesario mantener la veda decretada por la Unión Europea (EA) el pasado julio en el caladero del Golfo de Vizcaya, por lo menos, hasta la primavera de 2007. Esa es la principal conclusión que transmiten los científicos de la Fundación Azti-Tecnalia tras las investigaciones desarrolladas en la mar los pasados meses de septiembre y octubre. Desde este centro dejan claro, en todo caso, que estos datos tienen validez orientativa y remiten a la próxima evaluación para hablar de resultados más concluyentes.

La campaña de control de ot...

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La anchoa continúa en peligro de extinción, por lo que es necesario mantener la veda decretada por la Unión Europea (EA) el pasado julio en el caladero del Golfo de Vizcaya, por lo menos, hasta la primavera de 2007. Esa es la principal conclusión que transmiten los científicos de la Fundación Azti-Tecnalia tras las investigaciones desarrolladas en la mar los pasados meses de septiembre y octubre. Desde este centro dejan claro, en todo caso, que estos datos tienen validez orientativa y remiten a la próxima evaluación para hablar de resultados más concluyentes.

La campaña de control de otoño, denominada Juvena06, ha medido por medios acústicos la cantidad de juveniles de anchoa existentes en la mar y compararla, la primavera siguiente, con el índice de abundancia de adultos de un año de edad. Dos barcos han peinado el caladero del Cantábrico en toda su extensión para realizar ese estudio. Los resultados preliminares, indican desde Azti-Tecnalia, muestran que la nueva generación de anchoas nacidas en la primavera pasada es "insuficiente para la recuperación de la población". "Consecuentemente, la pesquería continúa en situación de riesgo", concluye el estudio.

Proteger la reserva

En este contexto, los científicos creen necesario proteger el stock hasta constatar su recuperación por encima de la biomasa límite. Aunque el dato de la campaña Juvena sólo tiene validez orientativa, consideran que sus resultados confirman el criterio de los consejos asesores de la Comisión Europea "de mantener el cierre de la pesquería hasta que se constate un buen reclutamiento" de nuevos ejemplares de la especie.

La crisis de la anchoa se hizo visible en 2005, cuando la flota del Cantábrico logró nulas capturas, paró su actividad y solicitó el cese de la pesca. Europa atendió su petición en julio de 2005, pero sólo hasta final de año, porque en diciembre decretaba la reapertura del caladero, fijando un límite de capturas de 5.000 toneladas. La costera de este año volvió a ser tan deficiente que ni siquiera se alcanzó la cuota y tuvo que ordenarse de nuevo la veda en julio.

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