El agua enfrenta a los barones del PSOE

Zapatero recuerda que las Cortes compatibilizarán el "interés general con los particulares"

Las espadas siguen en alto y la guerra del agua se manifestó ayer con claridad en el comité federal del PSOE. Los presidentes de Castilla-La Mancha y de Aragón, José María Barreda y Marcelino Iglesias, respectivamente, defendieron "la integridad" de sus Estatutos, acordados con el PP, que rechazan Valencia y Murcia, como también quedó de manifiesto. El líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, no apoyó a nadie en concreto y pidió que "todos juntos", resuelvan el problema. Ahora bien, al final, recordó que las Cortes "compatibilizarán" el interés general con los intereses particulares.
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Las espadas siguen en alto y la guerra del agua se manifestó ayer con claridad en el comité federal del PSOE. Los presidentes de Castilla-La Mancha y de Aragón, José María Barreda y Marcelino Iglesias, respectivamente, defendieron "la integridad" de sus Estatutos, acordados con el PP, que rechazan Valencia y Murcia, como también quedó de manifiesto. El líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, no apoyó a nadie en concreto y pidió que "todos juntos", resuelvan el problema. Ahora bien, al final, recordó que las Cortes "compatibilizarán" el interés general con los intereses particulares.

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Fue un comité federal tranquilo en el que el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, pudo sentirse satisfecho al obtener el respaldo sin reservas a todas sus políticas. La paz se rompió por el agua, que enfrenta a los barones del PSOE, toda vez que Castilla-La Mancha y Aragón defienden, y ayer volvieron a hacerlo, "la integridad" de sus Estatutos, cuyo contenido rechaza Valencia y Murcia.

La intervención del presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, en defensa del fin del trasvase del Tajo-Segura en 2015, como dice el borrador de su Estatuto pactado con el PP, molestó y mucho al líder de los socialistas valencianos, Joan Ignasi Pla, y también al murciano Pedro Saura.

Pero hay otros aspectos que defiende Barreda que empiezan a asumirse en el Gobierno, como son la participación de las autonomías en los órganos de gestión del agua. El valenciano Joan Ignasi Pla había hecho previamente una defensa de las competencias del Estado en materia hídrica para garantizar la solidaridad entre regiones. Pero la intervención reivindicativa de Barreda provocó que en los pasillos Pla se mostrara enojado. "Los ríos no se pueden trocear", intervino el senador extremeño Francisco Fuentes. "Ni tampoco desviarse", replicó Barreda.

El líder de los socialistas madrileños, Rafael Simancas, pidió a sus compañeros que no reabrieran el conflicto territorial, precisamente cuando ya se está atemperando. Lo mismo hizo el ex ministro Carlos Solchaga. El presidente aragonés. Marcelino Iglesias, evitó el enfrentamiento directo, pero defendió su Estatuto tal cual está, es decir, con una reserva de agua de más de 6.000 hectómetros cúbicos como forma de blindar el Ebro de las tentaciones de trasvases. Zapatero animó a limar asperezas en familia, y no olvidó recordar que, al final, quien interviene son las Cortes Generales que se encargarán de "compatibilizar el interés general con los particulares", es decir, cambiando lo necesario para ese fin.

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Donde no hubo problemas fue en el aplauso y deseos de éxito para el próximo presidente de la Generalitat, José Montilla. Éste hizo autocrítica por los "errores" del anterior tripartito y se comprometió a hacer unas políticas de gran calado social. El presidente del Gobierno se mostró seguro del éxito. "Sé que Montilla y el PSC lo harán muy bien, con una gestión seria, eficaz, socialmente comprometida y entrañable con el resto de España".

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