Un desertor turco secuestra un avión de su país y obliga a desviarlo hasta Italia

El hombre dijo antes de ser detenido que quería "hacer llegar un mensaje" al Papa

Un avión turco que efectuaba la ruta Tirana-Estambul fue secuestrado ayer y desviado hacia Italia, al parecer por una sola persona desarmada que amenazó con hacer estallar una bomba inexistente. El secuestrador, un desertor del Ejército turco, exigió al piloto que se dirigiera a Roma para "hacer llegar un mensaje" al Papa, pero el aparato, escoltado por aviones de combate griegos e italianos, aterrizó en Brindisi, en el extremo suroriental del país. No hubo heridos a bordo del avión, en el que viajaban 113 personas. El incidente concluyó con la rendición del secuestrador.

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Un avión turco que efectuaba la ruta Tirana-Estambul fue secuestrado ayer y desviado hacia Italia, al parecer por una sola persona desarmada que amenazó con hacer estallar una bomba inexistente. El secuestrador, un desertor del Ejército turco, exigió al piloto que se dirigiera a Roma para "hacer llegar un mensaje" al Papa, pero el aparato, escoltado por aviones de combate griegos e italianos, aterrizó en Brindisi, en el extremo suroriental del país. No hubo heridos a bordo del avión, en el que viajaban 113 personas. El incidente concluyó con la rendición del secuestrador.

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El autor del secuestro fue identificado como Hakan Ekinci, un ciudadano turco de unos 30 años que, antes de ser detenido, pidió asilo político en Italia. Fuentes citadas por una televisión turca indicaron que Ekinci había desertado del Ejército de su país y ya había pedido sin éxito asilo político en Albania, antes de desviar un avión hacia Italia con el propósito de "hacer llegar un mensaje" a Benedicto XVI. En un primer momento se creyó que Ekinci, que anoche no aclaró los motivos de su acción, quería pedir al Papa que cancelara su próximo viaje a Ankara, Éfeso y Estambul.

El nuncio apostólico en Anatolia, Luigi Padovese, confirmó ayer mismo que Al Qaeda había formulado amenazas contra el Papa. El Vaticano no emitió ninguna declaración. El confuso secuestro y las palabras de Padovese añadieron presión al previsto viaje de Benedicto XVI a Turquía, que debería realizarse del 28 al 30 de noviembre próximos. La visita ya se aplazó el año pasado porque el Gobierno turco quiso mostrar su desagrado por la oposición del Papa al ingreso de Turquía en la Unión Europea. Este mismo año, el asesinato de un sacerdote católico, Andrea Santoro, en territorio turco, elevó la tensión entre Ankara y el Vaticano.

Islam y violencia

Una lección magistral pronunciada por el Papa en Ratisbona, su antigua universidad alemana, el pasado 12 de septiembre, agravó las cosas. Una frase del antiguo emperador bizantino Manuel II Paleólogo sobre los orígenes violentos del islam, incluida por el Papa en su lección, fue interpretada por parte de la opinión pública musulmana como un ataque contra Mahoma.

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Sus palabras provocaron protestas en numerosos países islámicos, empujó a un pistolero somalí a a asesinar a una monja católica y, en el caso de Turquía, condujo a fuertes críticas gubernamentales contra Benedicto XVI. El Gobierno de Ankara, sin embargo, reconfirmó el 17 de septiembre su invitación formal al Papa.

El extraño secuestro de ayer comenzó poco después de que el avión de Turkish Airlines, un boing 737, partiera de Tirana (Albania) a las 16.35 horas con destino a Estambul. A bordo viajaban 107 pasajeros y 6 tripulantes. Mientras sobrevolaba el espacio aéreo griego, el aparato emitió dos señales de emergencia de secuestro, y cuatro aviones de combate griegos despegaron para hacer frente a la crisis. Dado que el piloto parecía mantener bajo control la situación en la cabina, el avión fue acompañado hacia Italia, en cuyo espacio aéreo se sumaron a la escolta dos F16 italianos. La aeronave secuestrada no aterrizó en Roma, como deseaba el secuestrador, sino en Brindisi, al sureste del país, a las 17.53. El aeropuerto quedó cerrado y el Boing estacionó en una pista secundaria, rodeado de vehículos de bomberos y ambulancias.

Varios pasajeros, entre ellos un diputado albanés, realizaron llamadas con sus teléfonos móviles e informaron de que el ambiente en el interior del avión era tranquilo. El secuestrador pidió que le permitieran hablar con periodistas, pero tras varias horas de negociación con la policía se entregó sin condiciones poco después de las ocho de la tarde.

Un pasajero del avión secuestrado, acompañado por la policía en el aeropuerto de Brindisi (Italia).ASSOCIATED PRESS

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