Memoria histórica

Después de un año, cuando esta sección me publicó una carta dirigida a Carmen Caamaño -simbolizando en ella el recuerdo de tantas mujeres republicanas que lucharon contra el fascismo- hoy, de nuevo, vuelvo a escribir porque hay que continuar hablando de memoria y al mismo tiempo ser capaz de sentir el silencio de los muertos y convertir vuestra memoria, la memoria de las mujeres republicanas, en memoria ejemplar.

Pero esta vez escribo llena de tristeza y de ausencias. Ni Guillermina Medrano. Ni Pilar Soler. Ni ahora tú, Carmen Caamaño, os encontráis entre nosotras. La noticia de tu fal...

Después de un año, cuando esta sección me publicó una carta dirigida a Carmen Caamaño -simbolizando en ella el recuerdo de tantas mujeres republicanas que lucharon contra el fascismo- hoy, de nuevo, vuelvo a escribir porque hay que continuar hablando de memoria y al mismo tiempo ser capaz de sentir el silencio de los muertos y convertir vuestra memoria, la memoria de las mujeres republicanas, en memoria ejemplar.

Pero esta vez escribo llena de tristeza y de ausencias. Ni Guillermina Medrano. Ni Pilar Soler. Ni ahora tú, Carmen Caamaño, os encontráis entre nosotras. La noticia de tu fallecimiento me ha cogido de sorpresa (pero no porque no fuera consciente de tu grave estado de salud), porque parece ser que se ha producido hace varios meses. Había dejado transcurrir demasiado tiempo desde mi última visita, sin percatarme que a vuestra edad el tiempo es implacable.

No sabíamos nada. Ni a tu más fiel amiga, María Luisa Suárez, le habían comunicado tu fallecimiento. A ti ni siquiera te hemos podido acompañar en esa despedida íntima y solidaria que tanto merecías, y que a ti te preocupaba que estuvieran ausentes algunos de tus camaradas, como tú los nombrabas, y que varias veces me lo habías comentado.

Seguiremos incansablemente dando la voz a las "olvidadas" y como dice un gran poeta "aunque os encontréis enterradas en el aire".