Reportaje:

Alba inicia por fin su vida universitaria

La joven en silla de ruedas consigue asegurar su llegada a las aulas

Sufre distrofia muscular y tiene que desplazarse en silla de ruedas, pero no iba dejar que eso le impidiese alcanzar su objetivo, a pesar de las continuas dificultades. Alba Gañán, que acaba de cumplir 18 años, se matriculó ayer como alumna de Filología Árabe en la Universidad Complutense y en el Colegio Mayor Juan Luis Vives de Madrid, donde vivirá durante el próximo curso [ver EL PAÍS de 22 de julio].

Esta vecina de San Fernando de Henares (localidad situada a 20 kilómetros de Madrid), con una nota media de 8,62 para acceder a la universidad, había llamado a todas las asociaciones de ...

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Sufre distrofia muscular y tiene que desplazarse en silla de ruedas, pero no iba dejar que eso le impidiese alcanzar su objetivo, a pesar de las continuas dificultades. Alba Gañán, que acaba de cumplir 18 años, se matriculó ayer como alumna de Filología Árabe en la Universidad Complutense y en el Colegio Mayor Juan Luis Vives de Madrid, donde vivirá durante el próximo curso [ver EL PAÍS de 22 de julio].

Esta vecina de San Fernando de Henares (localidad situada a 20 kilómetros de Madrid), con una nota media de 8,62 para acceder a la universidad, había llamado a todas las asociaciones de discapacitados y a todas las administraciones, pero sólo había conseguido, entre becas y una pensión no contributiva, unos 500 euros al mes. Este dinero no le alcanzaba para pagar, descartado el transporte público, un taxi adaptado para ir a la universidad.

La reforma para adaptar su habitación estará lista al empezar las clases, en octubre

Con la cara iluminada, entraba ayer en una habitación igual a la que ocupará el año que viene, mucho más cerca de la Complutense. El colegio, en el que residen durante el curso 190 universitarios, tenía comprometidos los siete cuartos adaptados para el próximo curso. Pero la Universidad Autónoma de Madrid, de quien depende el centro, va a construir en agosto la habitación preparada para Alba, prevista en principio, junto a otras cinco, para 2007.

A pesar de que en un principio le dijeron que no tendría que abonar nada, pagará 345 euros al mes, la mitad del precio del colegio, la otra parte la pone la Fundación ONCE. Pero Alba está "encantada". Desde su cuarto, podrá ver el jardín del colegio. "¿Dónde está la biblioteca?", insiste Alba. El comedor, la sala de estar... La joven vivirá, como quería, una auténtica vida de universitaria. La reforma de su habitación estará lista, dicen, para cuando empiecen las clases en la facultad, a primeros de octubre. Un compañero del colegio, que también pagará la mitad, le ayudará en las tareas diarias.

Su madre, Marina González, quizá es la que todavía tiene que hacerse a la idea. "Al principio estaré aquí [en el colegio mayor] todas las tardes", se ríe.

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