Olmert ordena al Ejército israelí "hacer lo que sea" para liberar al soldado capturado

Los militares matan a tres palestinos y bombardean un local de milicianos en la franja de Gaza

Todo puede ocurrir en Gaza. El jefe del Gobierno israelí, Ehud Olmert, dio ayer vía libre a las Fuerzas Armadas para "hacer lo que sea" para devolver a casa al soldado cautivo de las milicias palestinas, y aseguró: "Quiero que nadie pueda dormir por la noche en Gaza para que sepan lo que sienten las comunidades del sur de Israel" por el disparo de los cohetes Kassam. Olmert calificó el asedio a la franja -que vive sin apenas luz ni gasolina y bajo las brutales explosiones de las bombas de sonido- de "inconveniente". Horas después, un misil lanzado por un helicóptero israelí alcanzó un local de...

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Todo puede ocurrir en Gaza. El jefe del Gobierno israelí, Ehud Olmert, dio ayer vía libre a las Fuerzas Armadas para "hacer lo que sea" para devolver a casa al soldado cautivo de las milicias palestinas, y aseguró: "Quiero que nadie pueda dormir por la noche en Gaza para que sepan lo que sienten las comunidades del sur de Israel" por el disparo de los cohetes Kassam. Olmert calificó el asedio a la franja -que vive sin apenas luz ni gasolina y bajo las brutales explosiones de las bombas de sonido- de "inconveniente". Horas después, un misil lanzado por un helicóptero israelí alcanzó un local de una facción palestina en el centro de Gaza. Al sur de la franja, tres milicianos murieron en un choque con tropas israelíes.

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Al borde del fracaso los esfuerzos de los mediadores egipcios, y con nítidos mensajes al primer ministro, Ismail Haniya, cuyas oficinas fueron bombardeadas en la madrugada de ayer, cientos de blindados y tanques están apostados a metros de la frontera esperando órdenes. Olmert afirmó que "Israel no aceptará chantajes", es decir, que no negociará el intercambio del cabo Gilad Shalit por prisioneros palestinos. Sólo la presión de algunos Gobiernos occidentales ha hecho que Israel acceda a abrir -sólo durante cuatro días- la aduana de Karni para que puedan llegar a Gaza una cantidad muy limitada de medicinas y alimentos.

Los bombardeos no dan respiro. En los tres últimos días, Israel ha lanzado 1.200 proyectiles. Los activistas palestinos, tres cohetes caseros. La artillería y la aviación israelí han destrozado edificios oficiales, el Ministerio del Interior, instalaciones de Hamás, una veintena de carreteras, puentes, una escuela en el campo de refugiados de Yabalia... Anoche, un misil lanzado por un helicóptero alcanzó un local de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa -el brazo armado de Fatah, el partido del presidente, Mahmud Abbas- en el centro de Gaza, hiriendo a un residente en el edificio, en el que también se encuentra una oficina de Hamás.

Enfrentamiento en el sur

En Beit Lahia, al norte de la franja, tres palestinos resultaron heridos leves por los obuses lanzados por el Ejército israelí, según France Presse. Poco antes, tres milicianos murieron en el sur del territorio en un choque armado con las fuerzas israelíes. Según el Ejército, tres hombres armados, dos de ellos con cinturones explosivos, fueron abatidos al acercarse a los soldados israelíes que han ocupado el aeropuerto de Dahaniya, cerca de la ciudad de Rafah, desde la pasada semana. Un activista de Hamás murió ayer de madrugada en la ciudad de Yabalia, al norte de la franja, por los bombardeos.

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"Es cierto que la situación en Gaza es inconveniente. Que sea inconveniente para quienes están comprometidos con el terrorismo", comentó Olmert a sus ministros. Pero es el millón y medio de habitantes el que paga los platos rotos. Tras el bombardeo el miércoles de una central eléctrica al sur de la capital, el fluido eléctrico sólo da para escasas horas al día. Toda la población, y no sólo los milicianos y dirigentes de las facciones sufren las consecuencias. Los productos perecederos en los mercados han comenzado a tirarse; los pescadores se limitan a faenar con arpones y cañas a pocos metros de la costa. "Es inconveniente vivir sin electricidad, pero los cohetes Kassam matan", concluyó Olmert.

Ocho israelíes han muerto en los últimos cinco años por esos misiles de corto alcance que siembran el pánico en las ciudades del sur. Pero sólo en junio, 31 civiles palestinos, seis de ellos niños, han perecido en ataques de la aviación de Israel contra miembros de Yihad Islámica o de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa.

Las amenazas cruzadas son continuas. Olmert sugirió que las detenciones de dirigentes islamistas, que viven en la clandestinidad, no se limitarán a la decena de ministros, 23 parlamentarios y decenas de alcaldes y líderes locales en Cisjordania. Respondió un portavoz de Hamás que su brazo armado lanzará cohetes contra escuelas e instalaciones eléctricas si el sitio de Gaza continúa. La crisis puede ir para largo. El rescate del soldado Shalit se antoja complicadísimo en uno de los territorios más densamente poblados del mundo.

Los mandos militares israelíes tienen en el punto de mira a los máximos dirigentes de Hamás. El misil que impactó en una de las plantas de la oficina de Haniya se llevó las paredes por delante. El presidente Abbas visitó el lugar pasado el mediodía. "El mundo debe entender que éste es un sucio acto criminal", declaró el mandatario. "Ésta es la política de la jungla y de la arrogancia", añadió Haniya.

Soldados israelíes observan los disparos de un blindado desde el límite de la frontera con Gaza.REUTERS

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