Reportaje:

140 familias en el limbo laboral

La crisis de una empresa deja a su plantilla sin nómina desde hace tres meses y sin poder cobrar el paro o buscar otro trabajo

El limbo laboral existe. Uno entra en él cuando su empresa entra en crisis y deja de pagar las nóminas, pero no despide a la plantilla. Los trabajadores se quedan entonces sin trabajo, sin nómina, sin derecho a solicitar el paro y sin la opción de buscarse otro empleo porque legalmente aún trabajan para el patrón moroso.

Es la situación que sufren desde hace tres meses los 140 empleados de Interisa Electrónica, una compañía con un cuarto de siglo de historia y a la que no faltan clientes. Fabrica decodificadores y placas base para productos electrónicos. "El problema es que no hay diner...

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El limbo laboral existe. Uno entra en él cuando su empresa entra en crisis y deja de pagar las nóminas, pero no despide a la plantilla. Los trabajadores se quedan entonces sin trabajo, sin nómina, sin derecho a solicitar el paro y sin la opción de buscarse otro empleo porque legalmente aún trabajan para el patrón moroso.

Es la situación que sufren desde hace tres meses los 140 empleados de Interisa Electrónica, una compañía con un cuarto de siglo de historia y a la que no faltan clientes. Fabrica decodificadores y placas base para productos electrónicos. "El problema es que no hay dinero para comprar materias primas, que los accionistas están a la greña y, además, nos han desahuciado de la fábrica por no pagar el alquiler", explica Manuel Rodríguez, presidente del comité de empresa, de UGT. "Lo más sangrante", continúa, "es el drama humano. Somos una plantilla joven, con mujeres embarazadas, mucha hipoteca y varias parejas trabajando aquí".

Unos 50 trabajadores hicieron el pasado viernes una asamblea callejera frente a la verja de la nave industrial que la empresa ha alquilado en un polígono en Coslada. "Tras el desahucio, han traído aquí las máquinas. Es una pena: valen millones y están aquí tiradas al aire libre y estropeándose", se lamenta Alberto Ester. Tiene 33 años y los paquetes resecos al sol eran hasta hace tres meses su herramienta de trabajo. Vive en Villaverde con su mujer y su hija de seis años. "Con el sueldo de ella, no llegamos a final de mes y sobrevivimos con el poco dinero que nos pueden dar mis padres", comenta con el rostro tenso y profundas ojeras. Abel Malpelo y Laura López, de 29 años, con una hija de nueve meses. Entre los dos han dejado de cobrar seis nóminas. "No podemos pagar la hipoteca. Suerte de la familia. Sin ella, nos habrían embargado", explican.

La situación laboral de Interisa es "muy compleja y excepcional", admite el director general de Trabajo de la Comunidad, Javier Vallejo. Éste ha ordenado una investigación después de que los trabajadores le explicaran que Interisa dejó de pagar hace 10 meses las cuotas a la Seguridad Social. También que la compañía se ha apropiado del dinero que una mutua laboral le paga por los empleados que están de baja.

La empresa intentó vender parte de su patrimonio. Pero ello, en lugar de aclarar las cosas, las complicó. "La empresa compró en 2001, creemos con ayudas públicas, un solar de 22.000 metros cuadrados para construir la nueva fábrica. Un año después, entró en suspensión de pagos, de la que salió en 2003", explica desde el comité de empresa. A partir de entonces, los accionistas, que no han querido ofrecer su versión, intentaron sacar dinero del suelo que habían comprado. Segregaron el solar en tres partes y vendieron dos, en las que hoy se construyen lofts, denuncia UGT. Poco después, vendieron a una financiera el resto del suelo y la fábrica. "Era una operación para generar liquidez. Les vendimos la fábrica y pasamos a alquilársela. Hasta que nos desahuciaron hace cuatro meses por no pagar", explica Manuel Rodríguez. Éste, como toda la plantilla, se repite la misma pregunta: "¿A dónde ha ido a parar el dinero?".

Con mellizos y sin nóminas

La gran noticia del embarazo de mellizos se vio empañada dos meses después por la crisis de Interisa. "Los dos trabajamos aquí y ya sumamos seis nóminas sin cobrar. Imagínate cómo estamos, con una hija de cinco años, dos más en camino y sin que esto se aclare", se lamentan Alberto Cabaleiro, de 26 años, y Pilar Sanz, de 34.

Los dos son de Colmenar Viejo, donde se hicieron novios hace 15 años. Desde entonces sus vidas han corrido juntas: terminar los estudios, trabajar en Interisa y fundar una familia. Ahora les ha llegado el momento de "estirar los ahorros".

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"Se han quedado con nuestra baja"

Elena Martín, Enrique Yagüe y Salud Cabanillas tienen entre 28 y 34 años, los tres tienen pareja y todos tienen un menor a su cargo. Y los tres estaban de baja cuando estalló la crisis en Interisa. "A nosotros esto nos afecta tanto como a los demás, pero al menos pensamos que seguiríamos cobrando porque nuestra nómina la paga la mutua de la empresa y no Interisa", explica Enrique.

"Pero no, también estamos sin cobrar, lo que es aún más grave. Lo que ocurre es que la mutua le paga a Interisa, pero ésta se está quedando con el dinero", añade Elena.

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