La tentación cuantitativa frente al modelo cualitativo

El desembarco de promotoras valencianas en Marruecos inspira no pocos interrogantes tanto al ex decano del Colegio de Arquitectos de la Comunidad Valenciana Fabián Llisterri como al sociólogo José Miguel Iribas. Para el primero, el boom marroquí es "más importante de lo que percibimos" y existen unos "riesgos gordos". "Los arquitectos marroquíes están preocupados por la sostenibilidad y por la que se les viene encima", afirma. En ese sentido, señala la capacidad plenipotenciaria de los representantes reales, que pueden suspender la ley en aquellos proyectos que consideren "de interés pa...

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El desembarco de promotoras valencianas en Marruecos inspira no pocos interrogantes tanto al ex decano del Colegio de Arquitectos de la Comunidad Valenciana Fabián Llisterri como al sociólogo José Miguel Iribas. Para el primero, el boom marroquí es "más importante de lo que percibimos" y existen unos "riesgos gordos". "Los arquitectos marroquíes están preocupados por la sostenibilidad y por la que se les viene encima", afirma. En ese sentido, señala la capacidad plenipotenciaria de los representantes reales, que pueden suspender la ley en aquellos proyectos que consideren "de interés para el país". Llisterri también valora algunas ventajas como el factor de desarrollo, a través del turismo y la vivienda social.

La participación en Marruecos de empresas valencianas abre interrogantes

Para Iribas, el problema es si las operaciones se miran desde el corto o desde el largo plazo, donde la población marroquí esté integrada y participe del negocio turístico no sólo como trabajadores. "Hay que tener criteriología moral y ética para actuar en un territorio dando a los aborígenes la posibilidad de ser protagonistas del proceso", alerta. Desde su punto de vista, se puede aportar a estos países masa de capital, "la tecnología de lo cuantitativo" (empresas españolas, desarrollando proyectos) y la capacidad de transferir tecnología como primera potencia mundial de turismo de masas. Ése, según el sociólogo, es un "camino cualitativo" en el que no hay que desplazar grandes capitales ni actividades, sino know how para formar a personal local y cambiar eso por dinero o participaciones.

Sin embargo, Iribas cree que los promotores han buscado una salida cuantitativa porque es el modelo que mejor conocen y porque creen que la demanda es invariable. "En el criterio cuantitativo, de lo que se trata es de producir espacios: grandes viarios y mucho ladrillo. El modelo cualitativo tiende a la especialización, convoca a públicos más especializados y genera instrumentos del espacio para que el tiempo sea diferente", define. "Importa mucho más cómo organizar las secuencias de tiempo y qué variedad y complejidad hay en la oferta que el propio espacio, que es instrumental", redondea. Por el contrario, el modelo cuantitativo "forma núcleos que descansan sobre la explotación de la mano de obra local, y eso tiene el tiempo contado porque el turismo es un fenómeno económico que donde se produce aumenta el nivel de renta de la gente". "Nos interesa hacerles crecer económicamente y participar. Eso es cualitativo. Lo cuantitativo es el pelotazo", concluye.

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