China fulmina a un 'héroe científico' por robar patentes

Chen Jin presentó como suyos microprocesadores copiados del extranjero

No hace mucho tiempo, China se veía a sí misma como una nación a punto de despertar a los grandes avances tecnológicos. Hoy, el país se levanta en estado de choque, avergonzado por un escándalo que ha empezado a empañar esa visión. En él está involucrado el científico Chen Jin, un experto en ordenadores que se convirtió en héroe nacional en 2003 cuando aseguró haber creado los primeros microprocesadores chinos para el tratamiento digital de señales en aparatos electrónicos como teléfonos móviles, cámaras y otros. El artilugio podía tratar 200 millones de instrucciones por segundo.

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No hace mucho tiempo, China se veía a sí misma como una nación a punto de despertar a los grandes avances tecnológicos. Hoy, el país se levanta en estado de choque, avergonzado por un escándalo que ha empezado a empañar esa visión. En él está involucrado el científico Chen Jin, un experto en ordenadores que se convirtió en héroe nacional en 2003 cuando aseguró haber creado los primeros microprocesadores chinos para el tratamiento digital de señales en aparatos electrónicos como teléfonos móviles, cámaras y otros. El artilugio podía tratar 200 millones de instrucciones por segundo.

Su descubrimiento fue considerado entonces como el gran avance que serviría para ganar terreno a la ciencia y a la tecnología occidentales. El pasado viernes, sin embargo, el Gobierno chino anunció que todo había sido un fraude. Según señaló el Ejecutivo, toda la investigación llevada a cabo por Chen Jin en la Universidad de Jiatong es un engaño. El informático robó los diseños de los chips de una empresa extranjera y los hizo pasar como suyos. El científico, que todavía no ha admitido haber obrado mal, declinó hacer comentarios cuando fue preguntado el pasado domingo por teléfono. "No es el momento de decir nada", señaló.

En una sociedad donde el honor es uno de los valores más importantes y donde el miedo a la vergüenza pública forma parte de su idiosincrasia, la historia de Chen Jin ha tenido una profunda resonancia. Ahora, después de todos los honores y elogios dirigidos hacia este hijo predilecto de 37 años, que volvió a casa desde los Estados Unidos con un doctorado de la Universidad de Tejas, la sociedad china empieza a cuestionarse si el país está presionando demasiado a sus pensadores y científicos con el fin de crear innovaciones que sirvan para alcanzar a Occidente en la carrera de la tecnología. El país se pregunta si la caída de Chen podría representar un ejemplo de cómo los chinos más listos y exitosos están siendo forzados a cortar camino para alcanzar los ambiciosos objetivos de la nación.

Científico prestigioso

China ha sido conocida por sus violaciones de la propiedad intelectual y por hacerse con la tecnología y las habilidades de Occidente. Pero, de repente, es esa misma tecnología, sobre todo la de Internet, la que hace cada vez más fácil detectar esas apropiaciones.

La caída de Chen Jin comenzó el pasado diciembre cuando un desconocido colgó varios mensajes en la Red denunciando la situación. El mensaje y otras cartas dirigidos al Gobierno y a su universidad denunciando el caso acabaron en la destitución inmediata de su puesto en la Universidad de Jiatong. Todos sus honores y privilegios le fueron despojados.

Aunque no era muy conocido en Occidente, Chen estaba considerado uno de los científicos más prestigiosos de China. Había recibido becas de Pekín, dirigía su propio instituto de investigación y era decano de una de las universidades más prestigiosas del país. Incluso el primer ministro, Wen Jiabao, había visitado su laboratorio de investigación. Ahora, su propia universidad le ha etiquetado con el calificativo de "despreciable" y Pekín ha asegurado que jamás volverá a investigar para el Gobierno.

Cuando anunció los resultados de su investigación en 2003 y 2004, Chen sonrió ante las cámaras mientras mostraba sus nuevos chips, los Hanxin, es decir, chip chino. Los periódicos aseguraron entonces que se trataba de un avance que podría acabar con la dominación extranjera en la industria. Cómo Chen Jin y su equipo lograron convencer a toda una nación y a un enorme grupo de expertos científicos del Gobierno y la industria es algo todavía inexplicable. Los que le conocían están perplejos. "Era realmente brillante", asegura Yang Yunxia, un trabajador de la empresa Microsoft en China. "Ninguno de nosotros puede entenderlo", afirma.

Chen Jin, en la presentación de un microprocesador en 2003.EFE

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