Antoni Dalmau mezcla ficción y divulgación histórica en su última novela, 'El testament de l'últim càtar'

Un periodista y una arqueóloga unen esfuerzos en una pesquisa en torno a los últimos vestigios del catarismo. Su investigación sirve para trazar un documentado recorrido por la historia de esa herejía medieval que tantos ríos de sangre -durante la cruzada contra ellos- y luego de tinta, en época moderna, ha originado. Ésos son el argumento y el objetivo de El testament de l'últim càtar (Columna; edición en castellano, en Temas de Hoy-), el último libro de Antoni Dalmau (Igualada, 1951), cuya larga trayectoria política ha desembocado en una fructífera carrera literaria.

Los cátaro...

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Un periodista y una arqueóloga unen esfuerzos en una pesquisa en torno a los últimos vestigios del catarismo. Su investigación sirve para trazar un documentado recorrido por la historia de esa herejía medieval que tantos ríos de sangre -durante la cruzada contra ellos- y luego de tinta, en época moderna, ha originado. Ésos son el argumento y el objetivo de El testament de l'últim càtar (Columna; edición en castellano, en Temas de Hoy-), el último libro de Antoni Dalmau (Igualada, 1951), cuya larga trayectoria política ha desembocado en una fructífera carrera literaria.

Los cátaros son una obsesión para Dalmau, que ya les dedicó su éxito Terra d'oblit (13 ediciones, 40.000 ejemplares vendidos y traducción a varios idiomas). La nueva novela, explica, "es premeditadamente didáctica y responde al encargo editorial de escribir un libro de introducción al catarismo con forma narrativa y no de ensayo, un mix de ficción y divulgación". El testament de l'últim càtar combina, pues, la trama de la investigación de los dos personajes actuales con la información histórica sobre la herejía. "Buscan un objeto ficticio, pero el punto de arranque es un acontecimiento real", señala Dalmau, "el hallazgo en Toulouse hace unos años de dos sarcófagos en los que se creyó que estaban los restos del conde de Tolosa, Ramon VI, cuyo cuerpo - a excepción del cráneo durante algún tiempo- se perdió al no poder ser sepultado en tierra cristiana a causa de sus simpatías hacia el catarismo".

Finalmente, los restos no resultaron ser los del conde, pero a partir de ahí el novelista fantasea con el hallazgo de un caballero hospitalario, Sicart de Montjoi, al que se presenta en la novela como el último cátaro (con disculpas para Belibaste, el último puro acreditado en realidad).

Dalmau acepta muy deportivamente que en estos predios de la investigación, la intriga y la herejía la referencia a El código Da Vinci es hoy inevitable, pero marca distancias. "Evidentemente, hay una presión del Código sobre las novelas medievales e históricas en general, pero yo hace mucho tiempo que trato el tema del catarismo y siempre me mantengo fiel a su dimensión histórica y no esotérica". Pese a que en el libro se mencionan asuntos como el Santo Grial y Montségur, las grutas del Sabartés y el presunto tesoro de los cátaros, la obra es un paseo riguroso y ameno por el fenómeno histórico del catarismo, con bibliografía incluida. Dalmau recalca que el esoterismo cátaro no le interesa. "Lo he estudiado y lo menciono, pero creo que desvirtúa, deforma la realidad histórica, que es mucho más interesante".

El escritor prepara otro libro sobre los cátaros, de gran formato, para Ediciones del Cobre.

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