Reportaje:

Un radiotelescopio en los Andes

Europa, EE UU y Japón construyen en Chile, a 5.100 metros de altura, el observatorio 'Alma'

En la cordillera de los Andes chilenos, en un amplio llano desolado, a 5.100 metros de altura, se desarrolla una actividad constructora muy poco corriente. Medio centenar de obreros completan la estructura de un edificio. Dentro de poco empezarán a preparar las 175 bases cimentadas de hormigón sobre las que podrán colocarse las 66 antenas -de 110 toneladas y 12 metros de diámetro cada una- del futuro radiotelescopio Alma, explica Claus Dierksmeier, responsable de las operaciones. Es un gran proyecto científico del Observatorio Europeo Austral (ESO), junto con EE UU y Japón, que apunta h...

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En la cordillera de los Andes chilenos, en un amplio llano desolado, a 5.100 metros de altura, se desarrolla una actividad constructora muy poco corriente. Medio centenar de obreros completan la estructura de un edificio. Dentro de poco empezarán a preparar las 175 bases cimentadas de hormigón sobre las que podrán colocarse las 66 antenas -de 110 toneladas y 12 metros de diámetro cada una- del futuro radiotelescopio Alma, explica Claus Dierksmeier, responsable de las operaciones. Es un gran proyecto científico del Observatorio Europeo Austral (ESO), junto con EE UU y Japón, que apunta hacia la nueva frontera de la astronomía internacional. El lugar, el llano de Chajnantor, en el desierto de Atacama, fue elegido por sus condiciones inigualables de sequedad y estabilidad de la atmósfera, que favorecen las observaciones del cielo en las longitudes de onda radio.

El observatorio se podrá manejar como si fuera un gran 'zoom' de alta tecnología
España canalizará su participación en Alma a través del observatorio europeo

Alma (siglas en inglés de conjunto de radiotelescopio milimétrico de Atacama) está diseñado para responder a algunas de las más fundamentales incógnitas de la astronomía y la cosmología, sobre todo para intentar comprender cómo y cuándo se formaron las primeras galaxias y cómo evolucionaron a medida que el universo se expandía. El radiotelescopio también debe dar a los astrónomos las primeras imágenes de gran detalle de sistemas planetarios extrasolares y de los procesos de formación estelar.

La construcción de Alma se desarrolla a gran escala, como se observó en una reciente visita al lugar. El conjunto estará acabado y listo para hacer ciencia en 2012.

Para subir a Chajnantor, justo en la frontera de Chile con Argentina y Bolivia, es obligatorio pasar por el consultorio para que el médico te compruebe, como mínimo, la tensión y la oxigenación en sangre. Cada uno debe llevar una pequeña bombona de oxígeno por si acaso y una ambulancia acompaña diariamente a las cuadrillas de obreros que van a trabajar allí. La baja concentración de oxígeno en la atmósfera a 5.100 metros se nota, puede aturdir, uno pierde concentración y el trabajo se hace más difícil. Por ello, el grueso de los trabajos de Alma, tanto durante su montaje como cuando esté en plena operación, con astrónomos de todo el mundo utilizándolo, se localizan en el centro de operaciones, a 2.900 metros de altura, cerca de San Pedro de Atacama.

Lo primero ha sido construir la carretera, una nueva vía de 45 kilómetros suficientemente ancha, estable y con poca pendiente para que circulen transportes con cargas muy pesadas. También hay que tender líneas de comunicaciones, conducciones de agua y depósitos, edificios, sistemas de suministro eléctrico, etcétera, siempre teniendo muy en cuenta el respeto por el entorno arqueológico y el medio ambiente de la zona.

"Aquí, en tres talleres diferentes, se montarán las 25 antenas estadounidenses de Alma, las 25 europeas y las 16 japonesas, y se irán subiendo de una en una ya listas a Chajnantor", explica Dierksmeier, junto al terreno ya desbrozado del futuro taller estadounidense. Todos los equipos llegarán en piezas y se ensamblarán en esta zona de operaciones. "La primera antena estará lista en enero de 2007 y a partir de esa fecha, durante casi tres años, se irán montando y subiendo a Chajnantor una cada mes. La primera europea se subirá en septiembre de 2008".

De momento, todo el personal vive y trabaja en unos contenedores metálicos acondicionados en el centro de operaciones. Pero en el futuro, un conjunto de edificios en ese lugar, diseñado por Dierksmeier, alojará desde los talleres de Alma hasta el centro de control del telescopio, los almacenes y las dependencias de trabajo de los astrónomos. El objetivo, explica este arquitecto alemán, es que sólo un reducido número de personas trabajen en Chajnantor, en el edificio técnico ahora en construcción.

Alma está diseñado para escudriñar el cielo en la zona denominada milimétrica y submilimétrica del espectro electromagnético y la razón de situar las antenas en este lugar de los Andes es que las moléculas de agua de la atmósfera absorben en gran medida la radiación de dicha longitud de onda, debilitando la señal que llega de las fuentes astronómicas a la superficie terrestre. Chajnantor es uno de los lugares más secos el planeta.

Los astrónomos podrán disponer el radiotelescopio Alma en varias configuraciones y, combinando las señales recibidas por las antenas, recomponer espléndidas observaciones de objetos celestes. Cuando las antenas estén más separadas unas de otras, repartidas en un área de 14 kilómetros de diámetro, el conjunto tendrá una resolución diez veces superior a la del telescopio Hubble. En la configuración compacta, con todas las antenas en un área de 160 metros de diámetro, Alma será óptimo para observar campos amplios en el cielo, como galaxias extendidas o grandes nubes de polvo. El radiotelescopio será como un zoom de alta tecnología.

Además de los tres socios principales, participan en el proyecto otros países, como España que entró en Alma a título individual pero que este año, tras su ingreso en el ESO como país miembro, canalizará su participación a través de esa organización.

Panorámica del llano de Chajnantor (en los Andes chilenos), donde se está construyendo el radiotelescopio internacional Alma.A. R.
Los expertos ajustan la antena del telescopio Apex, en Chajnantor (Chile), que es el prototipo del futuro Alma.A. R.

La química de las estrellas

En el llano de Chajnantor funciona ya un radiotelescopio, una antena de 12 metros de diámetro, muy similar a las 64 que formarán el conjunto Alma. Es Apex, un programa del ESO con el Instituto Max Planck (Alemania) y la Universidad de Unsala (Suecia), concebido con un doble objetivo: hacer ciencia y cumplir ensayos y pruebas necesarias para Alma.

Unos contenedores metálicos junto a la antena de Apex dan cobijo a media docena de técnicos y astrónomos encargados de completar su puesta a punto. Vivir y trabajar a 5.100 metros de altura es difícil, dada la baja concentración de oxígeno, así que alguno de ellos lleva dos tubitos introducidos en la nariz conectados a una botella de oxígeno colgada a la espalda para respirar mejor. También los ordenadores sufren su particular mal de altura y sólo se usan allí equipos que cumplen determinadas especificaciones, como tener el disco duro presurizado con nitrógeno gaseoso.

La situación es tan incómoda que uno de los contenedores de Apex es un habitáculo con alta concentración de oxígeno creada artificialmente. Allí dentro pueden trabajar y dormir (si no tiene que hacer operaciones en el exterior) los expertos que se ocupan de los últimos ajustes de la antena y de los instrumentos. Cuando el radiotelescopio funcione rutinariamente no tendría que haber nadie en Chajnantor.

El centro del control de Apex está en San Pedro de Atacama, a 2.420 metros de altura. Desde allí, los astrónomos manejan el observatorio a través de un enlace de comunicaciones por radio. Y los científicos llevan ya unos meses trabajando. "Estamos haciendo, por ejemplo, observaciones de formación estelar, midiendo la composición química de nubes moleculares, donde se forman estrellas", explican Per Bergman, astrónomo del ESO y Heiko Hafok, del Max Planck.

También se está cumpliendo un programa de estudio de galaxias muy lejanas cuya radiación llega ya muy fría a la Tierra, por lo que el rango de frecuencias que abarca este telescopio (entre el infrarrojo y el radio) resulta óptimo para estudiarlas.

"Alma tendrá mucha más resolución que Apex, verá muchos más detalles en el cielo", comenta Bergman, "pero con esta antena se puede hacer ciencia de primera línea".

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