Primera remodelación en el Gabinete de Zapatero

Rubalcaba potenciará el Pacto Antiterrorista, la Comisión de Secretos y el diálogo bilateral

El nuevo ministro fija dos claves en el proceso de paz: la legalización de la izquierda 'abertzale' y la política penitenciaria

"El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dirigirá el proceso de paz en el País Vasco, y el nuevo ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, lo ejecutará", aseguraban ayer fuentes de La Moncloa. Zapatero y Rubalcaba se repartirán los papeles en este proceso. Será el presidente quien mantenga la interlocución directa con el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, para salvar las graves reservas que el primer partido de la oposición ha manifestado hacia el próximo ministro del Interior. Rajoy y Zapatero ya habían convenido el mantener una línea directa de diálogo sobre el...

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"El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dirigirá el proceso de paz en el País Vasco, y el nuevo ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, lo ejecutará", aseguraban ayer fuentes de La Moncloa. Zapatero y Rubalcaba se repartirán los papeles en este proceso. Será el presidente quien mantenga la interlocución directa con el líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, para salvar las graves reservas que el primer partido de la oposición ha manifestado hacia el próximo ministro del Interior. Rajoy y Zapatero ya habían convenido el mantener una línea directa de diálogo sobre el futuro del País Vasco en la reunión que mantuvieron en La Moncloa el pasado 28 de marzo. Ahora, dados los recelos planteados el viernes pasado por el líder del PP tras el nombramiento de Rubalcaba, con mayor motivo.

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Zapatero y Pérez Rubalcaba se repartirán los papeles en el proceso de paz
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Pero Zapatero no quiere que facilitar las relaciones con el líder de la oposición se interprete como una desautorización a su principal colaborador en este proceso. Por ello, Pérez Rubalcaba será, como ministro del Interior, el representante del Gobierno en la Comisión de Seguimiento del Pacto Antiterrorista -conformada por representantes socialistas y populares-, a la que acuden habitualmente el presidente del PP, Mariano Rajoy; el secretario general de este partido, Ángel Acebes (quien ayer arremetió contra el nuevo ministro); el portavoz parlamentario, Eduardo Zaplana, y el secretario de Justicia e Interior, Ignacio Astarloa.

Rubalcaba potenciará en la misma medida la Comisión de Secretos Oficiales, a la que acuden portavoces de todos los partidos parlamentarios, y las relaciones bilaterales con los portavoces de los mismos. "Estamos ante un asunto de Estado, como es el proceso que se ha abierto con el alto el fuego permanente de ETA, y me parece fundamental potenciar las relaciones con los partidos y los foros disponibles para que estén informados y participen, en lo posible, del proceso", señala Pérez Rubalcaba, que el martes tomará posesión de su cartera ministerial.

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La designación de Rubalcaba por Zapatero como titular de Interior para ocuparse del proceso de paz no ha hecho más que institucionalizar lo que venía sucediendo desde hace casi dos años, cuando el recién nombrado presidente del Gobierno encargó al entonces portavoz del Grupo Parlamentario Socialista que se ocupara de supervisar los contactos informales que un enviado del Partido Socialista de Euskadi iba a mantener con un representante de ETA.

La irrupción de Rubalcaba al frente de Interior en el arranque del proceso de paz supondrá un cambio en las funciones del ministerio. "Interior, hasta ahora, ha sido el ministerio que ha dirigido la lucha antiterrorista, la represión contra ETA. Ahora, dirigirá la política antiterrorista en su sentido más global. Desde el ministerio, Rubalcaba, en estrecho contacto con el presidente Zapatero, dirigirá el proceso de diálogo con ETA", señalan fuentes de La Moncloa. La consecuencia es que el nuevo ministerio tendrá un papel de interlocución política del que carecía en la etapa de José Antonio Alonso, y Rubalcaba lo traducirá en la potenciación de los foros y las relaciones bilaterales con los partidos.

Bajo el mando de Rubalcaba van a estar resortes clave del Estado para el proceso de paz: los servicios de la policía y de la Guardia Civil, que son instituciones básicas para la verificación del proceso. Pero, sobre todo, dispondrá de dos instrumentos estratégicos para el futuro: la política penitenciaria y el registro de partidos políticos, por donde tendrá que pasar la nueva marca de Batasuna para ser legalizada.

Las cárceles van a jugar un papel clave en la segunda parte del proceso, tras la comparecencia de Zapatero en el Congreso, en junio próximo, donde notificará si ETA ha cumplido su compromiso de alto el fuego total. A partir de ahí, el Gobierno tendrá que decidir sobre acercamientos de presos a cárceles del País Vasco, en primera instancia, y, posteriormente, negociar con ETA sobre la reinserción de los reclusos. En esta segunda parte también intervendrán jueces, fiscales y el fiscal general del Estado.

La nueva etapa no traerá aparejados grandes cambios al frente de estas instituciones. Rubalcaba ya ha confirmado al secretario de Estado de Interior, Antonio Camacho, y lo hará en los próximos días con el director de la Polícia, Víctor García Hidalgo, así como con Mercedes Gallizo al frente de Instituciones Penitenciarias. Existen, sin embargo, dudas sobre la continuidad de Luis Gómez Arruche como director de la Guardia Civil.

Una clave política del proceso va a consistir en la concentración del poder de decisión en muy pocas manos, como ha sucedido en la etapa previa a la declaración de alto el fuego de ETA. La Moncloa concentrará la interlocución política, asistida por Interior. El presidente del Gobierno ya anunció que mantendrá contactos muy directos con el líder del PP, Mariano Rajoy, y que cuidará el diálogo con el presidente del PNV, Josu Jon Imaz, y el líder de Batasuna, Arnaldo Otegi, cuando la izquierda abertzale se legalice, en una primera fase.

El nuevo ministro del Interior desempeñará el papel de "parapeto" y "protector" del presidente del Gobierno ante un proceso que va a estar sometido inevitablemente a "flujos y reflujos". Rubalcaba auxiliará a Zapatero con un contacto permanente y cotidiano con los partidos durante el proceso. Ambos conceden mucha importancia a la interlocución directa con los líderes de los principales partidos para paliar los riesgos políticos que se atisban en el proceso.

El primero de ellos procede de las prisas que pueda tener la ilegalizada Batasuna y que pretenda apurar el calendario anunciado por el Gobierno. Sin embargo, el Ejecutivo valora la reacción de los líderes de Batasuna, que han asumido la prohibición judicial del acto anunciado para hoy en San Sebastián (Guipúzcoa). También valora el silencio de Arnaldo Otegi, el viernes pasado, a la salida de la cárcel de Soto del Real (Madrid), donde ha permanecido encarcelado más de una semana.

Otro riesgo procede de la política del PP. El Gobierno valora el apoyo prometido por Rajoy al proceso abierto, pero teme que, en la práctica, llene de obstáculos el proceso. Algunos ya van apareciendo, como la protesta de Rajoy a que Zapatero no hubiera evitado que el fiscal no pidiera prisión incondicional para Otegi, o el rechazo al nombramiento de Rubalcaba.

El tercer obstáculo que el Gobierno sitúa en un horizonte a medio plazo es que algunos sectores del nacionalismo vasco -del PNV, como Joseba Egibar, o de Eusko Alkartasuna, como Begoña Errazti- traten de imponer al Ejecutivo central un segundo Lizarra, como sucedió en la tregua de ETA de 1998.

Ante estos riesgos, La Moncloa seguirá su calendario a rajatabla: primero la paz y luego la política. Así lo han dejado claro todos los líderes de los partidos que se han entrevistado con Zapatero en la primera ronda celebrada sobre el proceso de paz, incluido el lehendakari, Juan José Ibarretxe.

Diego López Garrido, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba, en el Congreso.RICARDO GUTIÉRREZ

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