Reportaje:

Mejor detección de las recaídas de leucemia

Una técnica de biología molecular permite anticipar la reaparición de la enfermedad tras realizar un trasplante de médula ósea

Un grupo de investigadores del hospital Carlos Haya de Málaga ha desarrollado un método de biología molecular que permite detectar con mayor antelación las posibles recaídas en los pacientes de leucemia aguda que han recibido un trasplante de médula ósea. La técnica lleva aplicándose un año en el centro malagueño y permite encontrar una célula enferma entre 100.000 sanas. La prueba convencional sólo detecta células cancerosas cuando la proporción supera el 3% e impide prever la mitad de las recaídas. Con la nueva, los médicos pueden adelantarse dos o tres meses, según los casos, a la reproducc...

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Un grupo de investigadores del hospital Carlos Haya de Málaga ha desarrollado un método de biología molecular que permite detectar con mayor antelación las posibles recaídas en los pacientes de leucemia aguda que han recibido un trasplante de médula ósea. La técnica lleva aplicándose un año en el centro malagueño y permite encontrar una célula enferma entre 100.000 sanas. La prueba convencional sólo detecta células cancerosas cuando la proporción supera el 3% e impide prever la mitad de las recaídas. Con la nueva, los médicos pueden adelantarse dos o tres meses, según los casos, a la reproducción del tumor, una situación que afecta a uno de cada cuatro trasplantados.

El método que se está empleando en Málaga bajo la dirección del hematólogo Antonio Jiménez Velasco es una innovación del estudio del quimerismo hematopoyético. Para explicar este concepto hay que remontarse a la mitología griega. La quimera era un monstruo mítico cuyo cuerpo era mitad león y mitad cabra. Salvando las distancias, un enfermo trasplantado se convierte en una quimera porque posee órganos de dos seres genéticamente diferentes. El quimerismo hematopoyético es la cantidad de células residuales que quedan en el paciente tras recibir quimioterapia y radioterapia, y tras el trasplante de médula ósea. De la mayor o menor proporción entre células enfermas y células sanas implantadas depende la posible recaída.

Antonio Jiménez, que lleva analizando los quimerismos desde 1996, cuenta que en 2001 surgió la idea de utilizar la maquinaria disponible de biología molecular para estudiar los polimorfismos genéticos, esto es, las diferencias entre las células del donante y del receptor de médula ósea, lo que permite seguir la evolución de las células tras el trasplante. El nuevo método para detectar quimerismos se basa en el análisis cuantitativo en tiempo real de la reacción en cadena de la polimerasa -la enzima capaz de transcribir o replicar ácidos nucleicos y crucial para la división celular- en los llamados alelos nulos (formas variantes de un gen que no presentan producto génico) y de los indelos (acrónimo de inserción y deleción), los dos tipos de mutación genética más frecuentes.

Los resultados de la investigación, publicada en la revista Leukemia en marzo de 2005, señalan que con el método desarrollado en Málaga se "predice el 88,2% de las recaídas, frente al 44,4% de las que se detectan con el método convencional". Según Jiménez, con los procedimientos tradicionales "un número considerable de pacientes recaen al poco tiempo de que parezca que todas sus células son del donante, probablemente porque el porcentaje de células enfermas del receptor no alcanza el nivel mínimo de detección".

El estudio se realizó en 61 personas, 19 de ellas niños, que recibieron un trasplante de médula ósea en el hospital Carlos Haya entre enero de 1997 y junio de 2003. Los avances comenzaban a notarse incluso antes de suprimirse la ciclosporina, el fármaco que inhibe el sistema inmune y facilita la tolerancia al transplante.

La nueva técnica puede suponer además una mejora en la calidad de vida del enfermo. "Al poder atajar la recaída en una fase muy incipiente, se puede actuar con técnicas no tan agresivas", asegura Jiménez. Además, el seguimiento de la enfermedad es mucho más continuado y menos molesto. "Ya no es necesario realizar punciones en la médula ósea cada tres o cuatro meses, sino que se puede estudiar el quimerismo en la sangre periférica, con extracciones cada semana durante los primeros 100 días después del trasplante", afirma el hematólogo, que ha trabajado con sus colegas de departamento Manuel Barrios y Germán Navarro y con José Román Gómez, del hospital Reina Sofía, de Córdoba.

"Hematólogos del hospital Gregorio Marañón, de la Clínica Universitaria de Navarra y del Virgen del Rocío se han interesado por este método, y hemos recibido peticiones de ayuda de hospitales de Alemania, EE UU o Turquía", dice Jiménez. Y añade que todos los laboratorios de hematología de los hospitales españoles cuentan con el instrumental necesario para aplicar su técnica.

Antonio Jiménez, hematólogo del hospital Carlos Haya de Málaga.ÁLEX ZEA

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