Farnós explica que sospechó de Maeso porque la Casa de Salud vetó al médico en quirófanos

El ex consejero de Sanidad declara que el virus del contagio de hepatitis C "tiene apellido"

Joaquín Farnós, ex consejero de Sanidad, explicó ayer al tribunal que juzga al anestesista Juan Maeso por el contagio masivo de la hepatitis C en cuatro hospitales valencianos, que "sospechó" del médico cuando conoció que "le había sido vetado el acceso a los quirófanos de la Casa de Salud". Farnós defendió el estudio epidemiológico, aseguró que a su juicio "el virus del brote tiene un apellido", en clara alusión al procesado, y afirmó que el tiempo le ha dado la razón "porque desaparecida la causa, desaparecido el efecto". Negó, en cualquier caso, que Maeso sera un "chivo expiatorio".

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Joaquín Farnós, ex consejero de Sanidad, explicó ayer al tribunal que juzga al anestesista Juan Maeso por el contagio masivo de la hepatitis C en cuatro hospitales valencianos, que "sospechó" del médico cuando conoció que "le había sido vetado el acceso a los quirófanos de la Casa de Salud". Farnós defendió el estudio epidemiológico, aseguró que a su juicio "el virus del brote tiene un apellido", en clara alusión al procesado, y afirmó que el tiempo le ha dado la razón "porque desaparecida la causa, desaparecido el efecto". Negó, en cualquier caso, que Maeso sera un "chivo expiatorio".

"Desaparecida la causa, desaparecido el efecto", dijo Farnós sobre el acusado

"El señor Gil Suay, que era director de La Fe, de una forma muy amable, lo puso de baja. Habían pasado casi dos meses desde que le habían vetado la entrada en Casa de Salud y, entre tanto, en los quirófanos de La Fe había intervenido a 54 personas. Fue por prudencia, por evitar males mayores". Joaquín Farnós, consejero de Sanidad entre 1996 y 1999, explicó así al tribunal de la sección segunda de la Audiencia de Valencia en la sesión de ayer del juicio oral a Juan Maeso una de las primeras decisiones tomadas por la Administración en cuanto conoció el brote de hepatitis C en marzo de 1998: apartar al anestesista de su trabajo. Farnós, que se ayudó en la comparecencia de dos folios que recogían, dijo, las ideas principales, declaró como testigo a propuesta de la defensa del anestesista.

El ex consejero tuvo dificultad para precisar fechas y reproducir la literalidad de algunas conversaciones o documentos, pero reiteró lo que para él, afirmó, "es lo esencial". "Fue el director general de Salud Pública, el señor Bueno, el que me comunicó la posibilidad de que existiera un brote. Y su comentario fue que podía tratarse de un asunto muy importante epidémicamente", afirmó. Farnós explicó al tribunal que la investigación se inició con varias líneas, pero que pronto los datos fueron determinando el origen del mismo. "El virus del brote tiene un apellido", afirmó, en alusión al anestesista.

El ex consejero de Sanidad afirmó que en un primer momento nadie le dijo que fuera Maeso. "No recuerdo punto por punto la evolución de las decisiones. Pero desde el primero momento, cuando se recibe la notificación, se sabía, se conocía, se comentaba en la consejería por las declaraciones de la gente de Casa de Salud ante la inspección que Maeso había dado positivo a una analítica promovida por la clínica y había sido invitado por la gerencia a no intervenir más", relató. Tras una sucesión de preguntas del abogado de la defensa, Francisco Davó, que provocaron primero la retirada de la palabra por parte del presidente de la sala, José André Escribano, y después la suspensión de la vista durante diez minutos, Farnós precisó que el brote lo conoció el 20 de marzo, y fue en días posteriores cuando supo de la situación del médico en la clínica.

Farnós admitió que fue él quien en rueda de prensa relacionó al anestesista con el consumo de opiáceos. No pudo precisar de dónde obtuvo una información técnica que amparase tan afirmación, pero aclaró: "Fue él mismo quien dijo en una entrevista que se había automedicado con opiáceos por el dolor de una lesión. Y resultaba extraño, se comentó incluso en alguna reunión, que se administrara opiáceos y no dejara nunca de trabajar".

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El que fuera responsable de Sanidad negó que Maeso hubiera sido utilizado como "chivo expiatorio o cabeza de turco" para liberar a la Generalitat de la posible responsabilidad derivada del contagio. "Si hubiera sido así, no hubiéramos creado una comisión de expertos para que lo investigara, lo hubiéramos tapado, que es lo que se suele hacer en muchas ocasiones". Defendió la composición multidisciplinar de aquella comisión, admitió que la presencia de un anestesista entre los mismos respondía a que los indicios apuntaban a Maeso. Y repitió en varias ocasiones, a preguntas de la defensa y también del fiscal, Javier Carceller, que una sola vez estuvo presente en una reunión de la comisión. "Lo hice porque tenía tres cosas que me preocupaban, una de ellas personal. Pregunté si se trataba realmente de un brote epidémico. Me dijeron que sí. Quise saber cuál era la vía de contagio del virus de la hepatitis C. Y contestaron que la vía parenteral estaba perfectamente demostrada, mientras que otras eran dudosas o rarísimas. Y por último, porque yo llegué a tener cargo de conciencia, quise despejar si podíamos haberlo evitado. Contestaron que no, porque no se habían declarado los casos".

Farnós dijo no conocer ninguna de las cifras de otros casos supuestamente agrupados de contagios de hepatitis C aportados por la defensa de Maeso y reconoció que el personal de riesgo no está obligado a someterse a analíticas.

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