Opinión

MIRADOR

Escuchas telefónicas. Bush tachó de vergonzosa la publicación por The New York Times el pasado diciembre de una información que revelaba la existencia de escuchas sin control judicial ordenadas por el presidente americano. Ahora, el diario neoyorquino le ha devuelto la pelota y ha presentado una demanda contra el Departamento de Defensa exigiendo la entrega de toda la documentación sobre el programa de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional, incluyendo el nombre de los ciudadanos americanos que fueron objeto de estas escuchas autorizadas por el presidente. La Casa Blanca consigui...

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Escuchas telefónicas. Bush tachó de vergonzosa la publicación por The New York Times el pasado diciembre de una información que revelaba la existencia de escuchas sin control judicial ordenadas por el presidente americano. Ahora, el diario neoyorquino le ha devuelto la pelota y ha presentado una demanda contra el Departamento de Defensa exigiendo la entrega de toda la documentación sobre el programa de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional, incluyendo el nombre de los ciudadanos americanos que fueron objeto de estas escuchas autorizadas por el presidente. La Casa Blanca consiguió que el Times de Nueva York mantuviera embargada esta información durante un año, pero el pasado diciembre sus directivos decidieron publicarla para gran disgusto de la presidencia. Este conflicto marca el final de la connivencia de los medios de comunicación y la Administración de Bush tras los atentados del 11-S.

Guerra de cifras. La primera batalla que hay que ganar en toda manifestación es la de las cifras de participantes. La del pasado domingo en Madrid, convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), reunió 111.000 asistentes, según la Dirección General de la Policía, y 1,4 millones, según la Comunidad de Madrid, y más todavía según los organizadores. El Ejecutivo regional de Esperanza Aguirre pide la dimisión del delegado del Gobierno, Constantino Méndez, por minimizar el número de asistentes. Pero el problema para Aguirre es que la policía explicó ayer de nuevo con detalle y transparencia el método seguido para llegar a estas cifras a través de fotos aéreas y otros sistemas de medición. Mientras que el método para llegar a la cifra millonaria sigue envuelto en la más espesa niebla. Niebla de la imaginación o de la más burda intoxicación política.

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