AGENDA GLOBAL | ECONOMÍA

La economía, el principal activo de ZP

DESPUÉS DE OCHO AÑOS DE GOBIERNO, la economía fue el gran activo del PP. Y lo puede seguir siendo del PSOE cuando acabe esta legislatura. España se encuentra en un ciclo largo de crecimiento en el que lo mejor que pueden hacer quienes lo administran es no equivocarse. La polémica es sobre cuándo empezó ese ciclo. La derecha, adanista, afirma que con Rodrigo Rato, mientras que Pedro Solbes recuerda que las bases para la bonanza estaban ya echadas en el último periodo de Felipe González, siendo él ministro de Economía, por lo que es de justicia que ahora recoja lo que antes sembró.

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DESPUÉS DE OCHO AÑOS DE GOBIERNO, la economía fue el gran activo del PP. Y lo puede seguir siendo del PSOE cuando acabe esta legislatura. España se encuentra en un ciclo largo de crecimiento en el que lo mejor que pueden hacer quienes lo administran es no equivocarse. La polémica es sobre cuándo empezó ese ciclo. La derecha, adanista, afirma que con Rodrigo Rato, mientras que Pedro Solbes recuerda que las bases para la bonanza estaban ya echadas en el último periodo de Felipe González, siendo él ministro de Economía, por lo que es de justicia que ahora recoja lo que antes sembró.

Tan bien va la coyuntura, que en el debate parlamentario sobre el Estatuto de Cataluña, Rodríguez Zapatero se abrazó a ella para protegerse del ataque catastrofista de Mariano Rajoy. Y unos días antes, al terminar el Consejo de Ministros, Solbes facilitó el terreno a su presidente haciendo un balance voluntario del año y medio de gobierno socialista en materia económica. En ambos caos, el mensaje fue el mismo: cada día que pasa crecemos más, el paro es menor y las cuentas públicas van viento en popa. La profecía del PP de "paro y despilfarro" es, una vez más, tan alarmista como falso.

La economía española se encuentra en un ciclo largo de crecimiento. Lo mejor que pueden hacer los que la administran es no equivocarse. Lo que diferencia a unos de otros es cómo repartir los beneficios de la bonanza

Los últimos datos conocidos avalan el optimismo del Gobierno. Según el Banco de España, la economía ha acelerado su crecimiento interanual en el tercer trimestre del año otra décima, hasta el 3,5%. La evolución al alza del conjunto del año es muy buena: primer trimestre, 3,3%; segundo, 3,4%, y tercer trimestre, 3,5%. La previsión de cerrar el año con un 3,3% ya está superada.

Segundo indicador: el desempleo. Según Estadística, el paro cae al 8,4%, y casi por primera vez desde la fundación del Mercado Común está por debajo de la media europea (8,7%), y también por primera vez en el último cuarto de siglo se sitúa debajo del 9%, con un crecimiento espectacular de los ocupados, que llegan ya a los 19 millones. Tercer indicador: el saldo de las operaciones no financieras de las administraciones públicas arroja un superávit cercano al 1,66% del PIB, lo que significa que por primera vez en 30 años las cuentas públicas se desequilibran a favor de los ingresos.

Que la evolución de la economía sea buena no significa la perfección. Hay otros aspectos que no van bien, y algunos que tienen más que ver con la revisión de la contabilidad nacional y con cambios en la metodología de las encuestas que con un mayor dinamismo. Los dos puntos negros de la economía española son la inflación y el déficit por cuenta corriente. El índice de precios al consumo (IPC) interanual al finalizar septiembre ascendía al 3,7%, y hay analistas que creen que podría llegar al 4% a final de año, si los precios del petróleo no decaen; el IPC armonizado de la UE para el mismo periodo era del 2,5%. En cuanto al déficit por cuenta corriente, se estima que está en el 7,5% del PIB, lo que convierte a nuestro país en el más desequilibrado en este aspecto de todos los desarrollados, incluido EE UU. Añadamos otro signo de alarma: la inversión extranjera directa neta en España cayó casi un 100% durante el primer semestre del año. Precios, déficit exterior (aunque no tenga problemas inmediatos de financiación), reducción de la inversión extranjera, deslocalizaciones empresariales..., todos son síntomas de una pérdida de competitividad que en algún momento habrá de manifestarse. A ellos se agarra la derecha para negar el pan y la sal a la legislatura socialista. Mientras, la oposición de izquierda recuerda a Solbes que, al mismo tiempo que hay superávit en las cuentas públicas, el gasto social per cápita en España se encuentra casi nueve puntos por debajo de la media europea, y que en el programa electoral se prometía acabar con este déficit.

El vicepresidente económico se encuentra tranquilo, como casi siempre. En unas declaraciones a El Socialista ha dicho: "Soy muy optimista respecto a los años inmediatos; no me preocupa ni el 2005 ni el 2006..., ni posiblemente el 2007". Y a medio plazo, como decía Keynes, todos calvos. ¿O no era Keynes?

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