TORMENTA EN EL CARIBE

Cuba vive con angustia la llegada del Wilma y de una nueva tormenta tropical

La falta de medios empeora la situación de los 637.000 evacuados en toda la isla

Más aún que los vientos, las lluvias y las inundaciones, hasta ahora de intensidad moderada, en Cuba lo que más castigaba ayer a la población eran la incertidumbre y los nervios. Las provincias occidentales de la isla llevan casi una semana en estado de alerta esperando la llegada del Wilma, y si la tensión era ya grande, la noticia de que otra tormenta tropical puede castigar el oriente de Cuba ha puesto a prueba el aguante de la gente, que con el alma en vilo aguarda cada parte meteorológico temiendo lo peor. Los vuelos entre Madrid y La Habana han sido cancelados por el temporal.

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Más aún que los vientos, las lluvias y las inundaciones, hasta ahora de intensidad moderada, en Cuba lo que más castigaba ayer a la población eran la incertidumbre y los nervios. Las provincias occidentales de la isla llevan casi una semana en estado de alerta esperando la llegada del Wilma, y si la tensión era ya grande, la noticia de que otra tormenta tropical puede castigar el oriente de Cuba ha puesto a prueba el aguante de la gente, que con el alma en vilo aguarda cada parte meteorológico temiendo lo peor. Los vuelos entre Madrid y La Habana han sido cancelados por el temporal.

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El Wilma se acercaba ayer a mediodía peligrosamente a Cuba por el occidente como un huracán de categoría 2, con vientos de 170 kilómetros por hora; por el oriente, la tormenta tropical Alpha amenazaba el otro extremo insular. En principio, sólo se verán afectadas tangencialmente, pero aun así existe peligro, pues cualquier lluvia intensa podría tener efectos devastadores en un territorio que aún no se ha recuperado de los daños e inundaciones que ya provocó el Wilma en su paso hacia Yucatán.

Entre el Alpha y el Wilma, como un bocadillo, está instalado el miedo de los cubanos. Desde que en la isla se decretó la alerta ciclónica, 637.000 personas han sido evacuadas, de las cuales 432.000 siguen fuera de sus hogares, un 10% de ellas en albergues habilitados por el Estado, y el resto, en casas de familiares y amigos.

Pinar del Río es la provincia más afectada. En algunas localidades costeras de esta provincia se midieron ayer ráfagas de más de 100 kilómetros por hora y se registraron acumulados de lluvia de 400 milímetros en menos de un día. El sábado, un tornado destruyó 20 casas. Y esto es sólo el principio. Según el Instituto de Meteorología, la situación se agrava cada hora y, debido a su lento movimiento, el Wilma afectará al territorio cubano al menos hasta el martes.

Se teme que los golpes del mar y las inundaciones en la costa norte sean severas, incluso en el malecón de La Habana. La situación de la capital es más que preocupante. En La Habana Vieja, Centro Habana y otros municipios, 22.000 edificaciones y viviendas se encuentran en mal estado, algunas de ellas tan pésimo que llegan a la categoría que los arquitectos definen como "estática milagrosa". En no pocos casos, para que se derrumben estas viviendas no hace falta siquiera un huracán; cada vez que se producen lluvias intensas,algunas caen por su propio peso. Los planes de evacuación prevén a 230.000 habaneros; la mayoría de ellos ya han sido trasladados a lugares seguros.

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La precariedad de muchos hogares cubanos y la prolongada espera ante la catástrofe son fuente adicional de angustias. Las autoridades, conscientes de lo delicado de la situación, han realizado un despliegue impresionante para evitar encontrarse con sorpresas desagradables, como sucedió en julio pasado con el huracán Dennis, que dejó 17 muertos en la isla.

Habitantes de Boca de Galafre, en la provincia de Pinar del Río, se abastecen de agua potable.EFE

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