La UE recela de la labor del Banco de Italia frente a OPA extranjeras

Antonio Fazio, su gestión "nacionalista" como gobernador del Banco de Italia y su complicidad con el banquero Giampiero Fiorani para hacer frente a las OPA extranjeras suponen "un problema para la credibilidad del país" y "preocupan a la Unión Europea". Ése fue el mensaje transmitido ayer por el ministro de Economía, Domenico Siniscalco, al resto del Gobierno italiano en un Consejo de Ministros al que faltó por enfermedad Silvio Berlusconi y en el que, por tanto, no se adoptaron decisiones.

Hubo especulaciones sobre la posible naturaleza política de la oportuna enfermedad de Berlusconi,...

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Antonio Fazio, su gestión "nacionalista" como gobernador del Banco de Italia y su complicidad con el banquero Giampiero Fiorani para hacer frente a las OPA extranjeras suponen "un problema para la credibilidad del país" y "preocupan a la Unión Europea". Ése fue el mensaje transmitido ayer por el ministro de Economía, Domenico Siniscalco, al resto del Gobierno italiano en un Consejo de Ministros al que faltó por enfermedad Silvio Berlusconi y en el que, por tanto, no se adoptaron decisiones.

Hubo especulaciones sobre la posible naturaleza política de la oportuna enfermedad de Berlusconi, que permitió al jefe del Ejecutivo seguir manteniéndose alejado del problema más caliente del momento. Fazio, único gobernador vitalicio de un banco central europeo (junto al danés), se ha convertido en un lastre excesivo para un país que, como Italia, necesita con urgencia inversiones extranjeras.

Las maniobras secretas urdidas con el consejero delegado de Banca Popolare Italiana (ex Lodi), Giampiero Fiorani, y con otros importantes inversores para frustrar las OPA del español BBVA y el holandés ABN Amro han salido a la luz gracias a la intervención de teléfonos ordenada por la Fiscalía de Milán, y el daño a la imagen internacional de Italia ha sido enorme. Ayer se filtraron a la prensa nuevas conversaciones entre Fazio, su esposa y Fiorani de las que emergía una complicidad y una clandestinidad muy poco apropiadas para el máximo responsable de la banca de un país industrializado.

El contenido del informe de Siniscalco al Gobierno, que recogía la alarma expresada por varios colegas europeos, fue, pese al lenguaje burocrático, "muy duro", según comentaron otros ministros al término de la reunión.

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