Sobre preguntas y respuestas
Al abrir la mañana del 26 de julio la página de EL PAÍS digital, vi que se invitaba a los lectores a participar en una entrevista con la señora Manuela de Madre en relación con el nuevo Estatuto de Cataluña. Me pareció una excelente oportunidad para plantear directamente a un político del tripartito una pregunta sobre un tema que preocupa a no pocos ciudadanos catalanes, el de la lengua vehicular de la enseñanza. Mi pregunta iba orientada a saber si se iba a tener en cuenta el derecho de las familias castellano-parlantes a que sus hijos reciban la enseñanza primaria en su lengua materna o si, ...
Al abrir la mañana del 26 de julio la página de EL PAÍS digital, vi que se invitaba a los lectores a participar en una entrevista con la señora Manuela de Madre en relación con el nuevo Estatuto de Cataluña. Me pareció una excelente oportunidad para plantear directamente a un político del tripartito una pregunta sobre un tema que preocupa a no pocos ciudadanos catalanes, el de la lengua vehicular de la enseñanza. Mi pregunta iba orientada a saber si se iba a tener en cuenta el derecho de las familias castellano-parlantes a que sus hijos reciban la enseñanza primaria en su lengua materna o si, por el contrario, ese derecho iba a seguir quedando reservado únicamente a las familias catalano-parlantes (hoy, en Cataluña, se puede educar a un hijo en alemán, francés o inglés, pero no en castellano).
La pregunta, formulada por cierto con una cortesía exquisita, no me parece en absoluto baladí ya que afecta a los muchos catalanes que nos vemos privados de un derecho reconocido por los organismos internacionales, pero no por el Gobierno catalán ni por el del Estado.
Sin embargo, mi pregunta no se recogió, mientras que otras que, a mi juicio, tocaban cuestiones menos sustanciales sí fueron respondidas.
Me dirijo, pues, a EL PAÍS, como organizador del encuentro virtual con la señora De Madre, con la pretensión de utilizar su sección de Cartas al Director para lanzar la pregunta a los políticos catalanes, a ver si alguno, particularmente del sector "progresista", ese mismo que iba a cambiar Cataluña rompiendo con 25 años de trágala nacionalista e impulsando políticas sociales, tiene a bien contestarme.