OBRAS EN VERANO

"Ya nadie viene a tomar el cafetito por la mañana"

Los trabajos para llevar el metro a La Elipa bloquean la entrada de algunos locales

Es la una de la madrugada y la terraza del bar La Paloma II está repleta. Juan Cruz, propietario de este restaurante en la calle de María Teresa Saénz de Heredia, en La Elipa (Ciudad Lineal), sostiene: "Si no fuera por las mesitas en la calle, el negocio se iría a pique. Tendría que cerrar".

El barrio de La Elipa soporta las obras de ampliación de la línea 2 del metro. La puerta delantera del bar de Juan tiene bloqueado el acceso a los peatones por la calle del Marqués de Corbera. "La gente ya no viene por la mañana a tomarse el cafetito ni la cervecita, porque ya no pueden parar aquí c...

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Es la una de la madrugada y la terraza del bar La Paloma II está repleta. Juan Cruz, propietario de este restaurante en la calle de María Teresa Saénz de Heredia, en La Elipa (Ciudad Lineal), sostiene: "Si no fuera por las mesitas en la calle, el negocio se iría a pique. Tendría que cerrar".

El barrio de La Elipa soporta las obras de ampliación de la línea 2 del metro. La puerta delantera del bar de Juan tiene bloqueado el acceso a los peatones por la calle del Marqués de Corbera. "La gente ya no viene por la mañana a tomarse el cafetito ni la cervecita, porque ya no pueden parar aquí con el coche, y entonces no entran", cuenta enfadado mientras prepara un bocadillo de jamón.

Según el dueño de este bar, las pérdidas ascienden al 50%. "Gano la mitad, y tengo miedo de que llegue el invierno porque aquí no vendrá nadie. Lo menos que podría hacer el Ayuntamiento es indemnizarnos. Pero de eso ni hablar, claro", protesta Juan.

Si uno se asoma a la puerta de entrada de La Paloma II, se abre literalmente el abismo. Una zanja enorme con máquinas, a esas horas ya paradas.

Este tramo de la ampliación del metro de la línea 2 es el único que se está haciendo "con métodos tradicionales", sin utilizar tuneladoras -dada la cantidad de cañerías y servicios que hay en el subsuelo de la zona-. Este sistema artesanal, según la consejera de Transportes e Infraestructuras, María Dolores de Cospedal, implica que las obras vayan "más despacio".

Aunque las tuneladoras no hayan pasado por La Elipa, Juan muestra cierto miedo. "El otro día estaba justo aquí", relata señalando el comedor, "y mi mujer me dijo: 'Mira cómo retumba el suelo'. Pero digo yo que a esto se le habrá puesto un refuerzo...".

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Las aceras de la calle de María Teresa Sáenz de Heredia tienen grietas y, según los vecinos, "el ruido que provocan las máquinas a las ocho de la mañana es insoportable". "No te quiero ni contar los ruidos que hacen", dice Juan. "Pero yo cierro la puerta y ya está".

Algunos vecinos se reunieron, al comenzar las obras, con los responsables de la construcción del subterráneo. "No nos dejaron ir a todos, pero es que, además, no les dejaron nada claro", refunfuña el camarero. Saben, eso sí, que hasta el año 2007 no podrán disfrutar de su nueva estación de metro. "¡Ya me contarás tú a mí, hasta entonces!", exclama el propietario del bar.

La Consejería de Transportes subraya que la futura estación de Cuatro Caminos-La Elipa dará servicio a unos 23.000 vecinos, que podrán llegar en metro a la Puerta del Sol "en menos de quince minutos". Hace más de veinte años que los residentes en esta zona de Madrid reclaman lo que dentro de poco podrán disfrutar, pero, por el momento, sufren las consecuencias de las máquinas: el polvo, los ruidos, los temblores y los focos de luz iluminando los trabajos cuando los obreros trabajan de noche.

Medio Ambiente ya advirtió, al inicio de las obras, de que habría ·impactos sobre la calidad atmosférica durante la fase de construcción por la emisión de polvo y partículas", y conminó a Transportes a adoptar medidas para disminuir las emisiones y molestias sonoras a los vecinos.

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