Cartas al director

La política antiterrorista

Supongo que estará conmigo en que a las buenas palabras del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sobre su disposición a dialogar y a escuchar a los ciudadanos, les ha llegado el trámite de pasar por el filtro de la realidad. Frente a la masiva manifestación convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo, el Gobierno podrá esgrimir argumentos retóricos, refugiarse en las legítimas discrepancias de algunas víctimas o descalificar la respuesta social por vicios partidistas. Pero ninguno será suficiente para borrar el efecto inmediato, pero indefinido, que se ha producido...

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Supongo que estará conmigo en que a las buenas palabras del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sobre su disposición a dialogar y a escuchar a los ciudadanos, les ha llegado el trámite de pasar por el filtro de la realidad. Frente a la masiva manifestación convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo, el Gobierno podrá esgrimir argumentos retóricos, refugiarse en las legítimas discrepancias de algunas víctimas o descalificar la respuesta social por vicios partidistas. Pero ninguno será suficiente para borrar el efecto inmediato, pero indefinido, que se ha producido en la opinión pública como consecuencia de una movilización que sólo tiene antecedentes en las protestas contra ETA, la matanza del 11-M o la guerra de Irak.

El Ejecutivo de Zapatero no puede ni debe responder como un autista. Se trata sólo de que el presidente sea coherente con sus tiempos de líder de pancarta y con lo que decía a Aznar cuando éste mantuvo determinadas decisiones políticas en contra de la opinión mayoritaria de los ciudadanos. En este caso, además, el Gobierno socialista debería ser sensible al hecho de que muchos más ciudadanos -yo entre ellos, que por discrepar de la oportunidad de la manifestación no acudieron al acto- están sin duda de acuerdo con el rechazo a la negociación con ETA, en las presentes condiciones. La razón es tan sencilla que parece difícil que el Ejecutivo no la atienda ni la entienda: la derrota incondicional de ETA une a más españoles que la propuesta de negociar con los terroristas; pero aunque no fuera así, creo que debe atender la petición de cerca de un millón de españoles.- J. D. Martínez. Girona.

Veo la manifestación contra la política antiterrorista del Gobierno, que en realidad es la de todos los partidos salvo el PP, y oigo a algún líder de este partido decir que el Gobierno debe escuchar a las víctimas. Pero me pregunto si no sería más razonable que primero las víctimas y el PP escuchasen al Gobierno. Éste ha dicho por activa y por pasiva que se dialogaría (y no negociará que no son ni mucho menos términos sinónimos como algunos quieren oír) con ETA sin hacerles ninguna concesión política. Es decir el diálogo sólo se añade a la lucha policial como ayuda política para disolver a ETA.

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Todavía no nos han explicado los miembros del PP cómo un ofrecimiento de diálogo en el que no se deja la lucha policial puede dar de nuevo alas a ETA, si el diálogo además se propone únicamente después de que deje las armas. ¿Es que acaso una política de guerra total contra el terrorismo, como la aplicada por EE UU en Irak y seguida por el PP, ha disminuido el terrorismo en este país? Al contrario sólo fomenta nuevos terroristas que ven en el ataque una nueva justificación para matar.

En cambio un ofrecimiento político, que no policial, de diálogo deja a ETA sin justificación para seguir. Sólo así, intentando la integración de lo que nos aterroriza es posible que el terror desaparezca. Toda otra política sólo alimentará aquello que pretende destruir.- Javier Castañeda de la Torre Guadalajara

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