Cartas al director

Carod, en Israel

Imagino que la mayoría de los gobiernos de este mundo tienen claro el concepto de nación y son muy pocos los que están al tanto de que en España existe un lugar llamado Cataluña que algunos pretenden llamar nación en virtud de ciertas peculiaridades históricas.

Una cosa es que los españoles tengamos que aguantar los desplantes y pataletas de Carod, pero otra muy distinta es que otros países tengan que hacer lo mismo. Si es realmente necesario que Carod deba acompañar a Maragall en viajes oficiales, aunque alguien tendría que explicar en calidad de qué, sería absolutamente necesario que ...

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Imagino que la mayoría de los gobiernos de este mundo tienen claro el concepto de nación y son muy pocos los que están al tanto de que en España existe un lugar llamado Cataluña que algunos pretenden llamar nación en virtud de ciertas peculiaridades históricas.

Una cosa es que los españoles tengamos que aguantar los desplantes y pataletas de Carod, pero otra muy distinta es que otros países tengan que hacer lo mismo. Si es realmente necesario que Carod deba acompañar a Maragall en viajes oficiales, aunque alguien tendría que explicar en calidad de qué, sería absolutamente necesario que alguien le diera un cursillo rápido sobre fundamentos de la diplomacia. Se está corriendo el riesgo de que Cataluña sea percibida desde fuera como un lugar peculiar, pero no por razones históricas, sino por falta de seriedad, y, aún peor, el de tener algún incidente diplomático no deseado. ¿Sabrá Carod de esa costumbre social que consiste en evitar invitar a casa ajena a aquellos padres que vienen acompañados por sus hijos malcriados y que encima justifican y disculpan sus pataletas.

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