Editorial:

Eurobanco

El Banco de Italia ha desbloqueado finalmente la posibilidad de que el BBVA haga una oferta de adquisición de la Banca Nazionale del Lavoro (BNL). Han sido dos meses de resistencias del supervisor italiano a la normativa europea y a la realidad de un espacio financiero cada día más explícito, especialmente para aquellos países que desde 1999 comparten moneda, política monetaria y unos mercados progresivamente integrados. La autorización para lanzar una OPA sobre el 85% del capital de BNL, la sexta entidad italiana por tamaño, va más allá de la mera reestructuración del segundo mayor banco de E...

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El Banco de Italia ha desbloqueado finalmente la posibilidad de que el BBVA haga una oferta de adquisición de la Banca Nazionale del Lavoro (BNL). Han sido dos meses de resistencias del supervisor italiano a la normativa europea y a la realidad de un espacio financiero cada día más explícito, especialmente para aquellos países que desde 1999 comparten moneda, política monetaria y unos mercados progresivamente integrados. La autorización para lanzar una OPA sobre el 85% del capital de BNL, la sexta entidad italiana por tamaño, va más allá de la mera reestructuración del segundo mayor banco de España. Favorecerá también movimientos de integración en el segmento de la banca comercial.

La pretensión del BBVA es, además de legítima, bastante racional. Ante las dificultades para crecer en un mercado tan competitivo como el español y dada su presencia ya importante en América Latina, la mirada a la eurozona era inevitable. Italia, con un sistema bancario mucho menos eficiente que el español, era un obvio candidato. Pero la operación, valorada en 6.400 millones de euros exige ahora trasladar al BNL las buenas prácticas vigentes en el mercado español.

No va a ser un empeño fácil, en una coyuntura económica adversa. La economía italiana se encuentra en recesión, con las ventajas de buena parte de sus empresas manufactureras sometidas a intensa competencia internacional y un sistema político deteriorado. Si la OPA prospera, la dirección del BBVA habrá conseguido reducir su propia vulnerabilidad a participaciones de control no deseadas. Quedará traducir en resultados para los accionistas ese importante salto.

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