El apoyo al prelado alemán crece en Internet
Joseph Ratzinger es el decano de los cardenales, el más conocido de ellos y quien ha producido una obra escrita más abundante. No es extraño que su apellido genere en el buscador Google un total de 686.000 entradas. Más rara es la proliferación en Internet de páginas dedicadas a apoyar la candidatura de Ratzinger como sucesor de Juan Pablo II.
Dos de las páginas son anteriores al fallecimiento de Karol Wojtyla. La primera, www.ratzinger.it, en italiano, está firmada, al estilo de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, por "Amigos del cardenal Ratzinger". Ofrece una ingente can...
Joseph Ratzinger es el decano de los cardenales, el más conocido de ellos y quien ha producido una obra escrita más abundante. No es extraño que su apellido genere en el buscador Google un total de 686.000 entradas. Más rara es la proliferación en Internet de páginas dedicadas a apoyar la candidatura de Ratzinger como sucesor de Juan Pablo II.
Dos de las páginas son anteriores al fallecimiento de Karol Wojtyla. La primera, www.ratzinger.it, en italiano, está firmada, al estilo de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, por "Amigos del cardenal Ratzinger". Ofrece una ingente cantidad de documentos emitidos por la Congregación para la Doctrina de la Fe, material biográfico y entrevistas, sin definirse de forma explícita (lo implícito queda clarísimo) sobre las elecciones vaticanas.
La segunda, www.ratzingerfanclub.com, en inglés, tiene un tono más político, perceptible en las referencias despectivas a "la prensa liberal" y a la "intelligentzia iluminista" de las "universidades seudocatólicas". Ofrece una lista de libros recomendados, dedicada especialmente a las obras que desvelan la inconsistencia de la trama de la vendidísima novela El código Da Vinci, de Dan Brown.
La más curiosa es la última en orden de aparición, www.ratzingerpapa.splinder.com, recién creada y tan furiosamente entregada a proclamar las virtudes insuperables del cardenal alemán, como para despertar ciertas sospechas.
Ningún otro papable dispone de instrumentos comparables en la red, y es posible que el propio Ratzinger se sienta incómodo ante el despliegue.