PATRIMONIO

El PSOE pide la reapertura de tres galerías de la cueva de Titulcia

La histórica cueva de la Luna, en la localidad meridional de Titulcia, 40 kilómetros al sur de Madrid, vuelve a atraer sobre sí la atención pública. La gruta, de origen presumiblemente templario, se ve parcialmente amenazada por filtraciones de agua que obligan a su propietario, César Rico, a mantener sellada con verjas, y desde el pasado verano, tres de sus cinco intrincadas galerías. Él quiere reabrirlas al público, que las visitaba asiduamente.

Por ello, el Grupo Parlamentario Socialista de la Asamblea de Madrid, a través del diputado Antonio Chazarra, anuncia su petición de comparec...

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La histórica cueva de la Luna, en la localidad meridional de Titulcia, 40 kilómetros al sur de Madrid, vuelve a atraer sobre sí la atención pública. La gruta, de origen presumiblemente templario, se ve parcialmente amenazada por filtraciones de agua que obligan a su propietario, César Rico, a mantener sellada con verjas, y desde el pasado verano, tres de sus cinco intrincadas galerías. Él quiere reabrirlas al público, que las visitaba asiduamente.

Por ello, el Grupo Parlamentario Socialista de la Asamblea de Madrid, a través del diputado Antonio Chazarra, anuncia su petición de comparecencia de Javier Hernández, director general de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid. La demanda de comparecencia persigue informarle y conocer luego su actitud ante el derrumbamiento y posterior sellado de tres de las cinco galerías de la histórica cueva.

El parlamentario anunció que, durante la vista pública, pedirá a Javier Hernández medidas para restaurar la gruta, que goza de protección integral desde el año 2000 y compone uno de los principales atractivos turísticos y culturales de la villa de Titulcia, enclavada en la confluencia de los ríos Tajuña y Jarama, con cerca de un millar de habitantes a los que se denomina bayoneros.

La cueva, cuyo origen se atribuye a la medieval Orden del Temple -de la cual se hallaron en su interior vestigios como cruces, inscripciones y signos octogonales -, desciende por unas escaleras de fábrica unos ocho metros de profundidad y se ramifica según una estructura rectangular de galerías que convergen en una cripta abovedada, cuyo cimborrio coincide con la cota del suelo. Anualmente "recibe miles de visitantes, que pueden acceder a ella gratis", precisa su propietario, César Rico, que regenta un restaurante contiguo.

Las galerías han sido, en numerosas ocasiones, escenario de reuniones de colectivos amantes del esoterismo, que afirman haber experimentado allí vivencias singulares y presenciado fenómenos infrecuentes.

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