Satisfacción

Evidentemente, ha llovido mucho desde que Moebius en el siglo XIX juzgara "la inferioridad intelectual de la mujer no sólo como una realidad, sino una necesidad para la continuidad de la especie". La capacidad intelectual de las mujeres es hoy reconocida similar a la de los hombres, dependiente de sus genes y de su formación, y no dependiente del sexo.

Sin embargo, las posibilidades reales para las mujeres de avanzar en el campo de la investigación y la ciencia siguen siendo muy inferiores a las de los hombres en nuestra aún muy androcéntrica sociedad. La carta del señor Mariano Gómez p...

Evidentemente, ha llovido mucho desde que Moebius en el siglo XIX juzgara "la inferioridad intelectual de la mujer no sólo como una realidad, sino una necesidad para la continuidad de la especie". La capacidad intelectual de las mujeres es hoy reconocida similar a la de los hombres, dependiente de sus genes y de su formación, y no dependiente del sexo.

Sin embargo, las posibilidades reales para las mujeres de avanzar en el campo de la investigación y la ciencia siguen siendo muy inferiores a las de los hombres en nuestra aún muy androcéntrica sociedad. La carta del señor Mariano Gómez publicada en el diario del 14-1-05, al parecer indignado porque en la convocatoria de Ayudas para proyectos de investigación del MEC (BOE del 28-12-04), se hace referencia a que "entre los proyectos propuestos para financiar por la Comisión de selección se valorará la participación de miembros femeninos en el equipo de investigación (como investigadoras principales o como participantes en el equipo)...", creo que refleja la reacción de alguien no bien informado del tema y tendente al inmovilismo.

En ningún lugar de la convocatoria se habla de discriminar proyectos de investigación por el mero hecho de tener mayor número de hombres (como él interpreta). Yo, al contrario que el señor Gómez, siento satisfacción porque, tras un largo retraso respecto a otros países europeos, se comiencen a aplicar en España algunas tímidas acciones correctoras de los sesgos de género que impregnan nuestro quehacer científico. Quizá él deba leer, al igual que otras personas del mundo académico, el recientemente publicado Documento sobre mujeres y ciencia del Observatorio de Bioética y Derecho (www.ub.edu/fildt/bioética.htm), donde se evidencia que en España incumplimos la legislación y recomendaciones de la Comisión Europea en este tema. La realidad es que para la continuidad de la "especie investigadora" y para aproximarnos a los objetivos de la agenda europea 2010, lo que es absolutamente necesario es que haya más mujeres haciendo excelente ciencia.

Es positiva la convocatoria del MEC porque es estimulante para todas aquellas bien formadas. Ser investigadora principal debería ser un sueño que poder cumplir en este país; y serlo con otros apoyos que el de una misma.