EL DEBATE SOBRE LA REFORMA DEL ESTATUTO VASCO

El PP invoca el artículo 155 de la Constitución para frenar el 'plan Ibarretxe'

Rajoy pide al PSOE que "no vacile" en defender "el orden y la soberanía nacional"

El PP respondió ayer a la aprobación del plan Ibarretxe con una reunión extraordinaria del Comité Ejecutivo Nacional y un comunicado, leído posteriormente por su presidente, Mariano Rajoy, en el que exige al Gobierno que "asegure dentro y fuera del País Vasco que el Estado no vacilará a la hora de emplear los numerosos instrumentos que la ley pone en sus manos para defender el orden constitucional y la soberanía nacional". Los principales dirigentes del PP invocaron entre los instrumentos el artículo 155, que permite al Gobierno obligar a las autonomías al "cumplimiento forzoso" de la l...

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El PP respondió ayer a la aprobación del plan Ibarretxe con una reunión extraordinaria del Comité Ejecutivo Nacional y un comunicado, leído posteriormente por su presidente, Mariano Rajoy, en el que exige al Gobierno que "asegure dentro y fuera del País Vasco que el Estado no vacilará a la hora de emplear los numerosos instrumentos que la ley pone en sus manos para defender el orden constitucional y la soberanía nacional". Los principales dirigentes del PP invocaron entre los instrumentos el artículo 155, que permite al Gobierno obligar a las autonomías al "cumplimiento forzoso" de la ley.

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La interpretación que se ha dado habitualmente al artículo 155 es la suspensión de la autonomía, algo que nunca se ha aplicado en España, al contrario de lo que ocurre en otros países, como el Reino Unido. El artículo no especifica claramente esa medida: "Si una comunidad autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución y otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general".

El apartado segundo de ese artículo aclara: "Para la ejecución de las medidas previstas en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas".

Rajoy, pese a la gravedad de todas las afirmaciones que contenía el comunicado, no quiso citar expresamente ese artículo entre los "numerosos instrumentos" de los que dispone el Gobierno para frenar el plan Ibarretxe. Pero relevantes dirigentes del PP aclararon después que esta medida estaba en primera línea entre las posibles, y citaron expresamente el caso de Irlanda del Norte, ya que el Gobierno del Reino Unido ha suspendido su autonomía en varias ocasiones en los últimos años.

El PP admite que piensa lo mismo que el PSOE respecto al contenido del plan Ibarretxe. Pero no se conforma ni mucho menos con la seguridad de que esta iniciativa será rechazada por el Congreso de los Diputados cuando se sumen los votos de la oposición a los de la mayoría socialista. Rajoy exigió además que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, "rechace absolutamente cualquier posibilidad de negociación" sobre este asunto. El Gobierno insiste en que no negociará, aunque el presidente sí tiene intenciones de recibir al lehendakari, Juan José Ibarretxe. Esto es considerado desde el PP como un "claro error" por la legitimidad que esta reunión en sí, al margen de su contenido, pueda dar al plan.

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Lo que Rajoy exige es que, en vez de permitir que el plan llegue al Congreso, se recurra de inmediato al Constitucional para paralizar la medida al menos hasta después de las elecciones vascas. Preguntado por la posibilidad de que eso aliente las expectativas electorales del PNV, que podría apelar al "discurso victimista" del que habla el PSOE, Rajoy recuerda que "el mejor resultado de los constitucionalistas en la historia del País Vasco se obtuvo en 2001", precisamente cuando el PP atacaba con más fuerza al PNV y a su pacto con Batasuna, que entonces apoyaba al Gobierno de los nacionalistas.

El PP no quiere que Zapatero reciba a Ibarretxe, pero en cualquier caso considera "una grosería y una locura impropia de un presidente del Gobierno" el hecho de que reciba primero al lehendakari y después a Rajoy. Sería, señalan dirigentes del PP reunidos ayer, como asumir que "un presidente autonómico con una propuesta inconstitucional es más importante que el líder de un partido que ofrece ayuda para garantizar la unidad de España".

El comunicado del PP define la aprobación del plan con especial dureza: "No contemplamos una amenaza banal, sino el mayor desafío que ha sufrido la democracia española desde 1978. Un desafío a la democracia que se perpetra desde las instituciones de la democracia. Una insolencia calculada que pretende poner a prueba la fortaleza del Estado y su capacidad de reacción".

Lo más grave es, para el PP, el "desprecio inadmisible de la soberanía española". "Una soberanía en cuyo nombre gobierna el señor Ibarretxe en el País Vasco, la única que legítimamente ampara las instituciones de la autonomía vasca y sin la cual no caben instituciones autonómicas en ninguna región española", añade el comunicado.

El PP también aprovechó el "apoyo incondicional" al plan Ibarretxe mostrado por ERC, socio del Gobierno socialista, para criticar al PSOE. Rajoy expresó su "profunda preocupación" por el hecho de que Zapatero gobierne con el apoyo de un grupo "entusiasta" de la iniciativa del lehendakari.

Los más relevantes dirigentes del PP insisten en señalar que el "talante" de Zapatero no ha podido impedir que Ibarretxe siguiera con su desafío. El PP ha optado abiertamente por diferenciarse del PSE en esta etapa preelectoral en el País Vasco, donde ambos se disputan una parte del electorado. Mientras el PSE ha optado por una propuesta alternativa al plan Ibarretxe, en la que se habla de la posibilidad de llamar al País Vasco "comunidad nacional", el PP y su líder vasca, María San Gil, presente ayer en la reunión, prefieren optar por la dureza y reclamar que Zapatero no reciba siquiera al lehendakari. "No es la hora de ofrecer la mano tendida a quienes pretenden la quiebra de la democracia", dijo Rajoy ayer para criticar el plan alternativo ofrecido por el PSE.

Ángel Acebes (izquierda) y Mariano Rajoy conversan en el Comité Ejecutivo Nacional del PP.EFE

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