Tribuna:

ERC / PSC, elixir o bálsamo

Aunque un denominador común llamado Pacte del Tinell nos interconexione, no somos lo mismo. No somos iguales. Procedemos de orígenes cercanos pero nuestros referentes no son coincidentes. Mi utopía, probablemente, no es la misma que la de Josep Lluís Carod. Su estilo no es mi estilo. Ni el de Joan Saura se parece al de Josep Montilla. Somos diferentes. A pesar de ello queremos, cada cual a su manera, lo mejor para este país. Pactamos gobernar juntos para abrir una nueva etapa política en Cataluña, para acabar con la rutina, para otear nuevos horizontes de prosperidad, por higiene democrática.....

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Aunque un denominador común llamado Pacte del Tinell nos interconexione, no somos lo mismo. No somos iguales. Procedemos de orígenes cercanos pero nuestros referentes no son coincidentes. Mi utopía, probablemente, no es la misma que la de Josep Lluís Carod. Su estilo no es mi estilo. Ni el de Joan Saura se parece al de Josep Montilla. Somos diferentes. A pesar de ello queremos, cada cual a su manera, lo mejor para este país. Pactamos gobernar juntos para abrir una nueva etapa política en Cataluña, para acabar con la rutina, para otear nuevos horizontes de prosperidad, por higiene democrática... Queremos seguir en ello. Pero pasado un año de las elecciones y gobernando a velocidad de crucero, a veces entre turbulencias, procede definir qué pretende estratégicamente cada cual.

A estas alturas de la travesía conviene descifrar el grado de elaboración y congruencia de cada proyecto político. Debe hacerse para que nadie se llame a engaño. Para saber qué se pretende y cómo se pretende; para conocer el grado de seriedad y rigor que habita detrás de cada iniciativa, acción, gesto, amenaza o palabra. Nada es gratuito en política. Todo tiene un precio y una razón aunque parezca un sin sentido. ERC ha optado por marcar su propio perfil. Dice poseer la hegemonía ideológica pero no es cierto. Respetamos su espejismo sin compartirlo. Su influencia es unidimensional y lo seguirá siendo mientras responda a los contratiempos con "la rauxa". Goza, eso sí, de eco mediático con guarnición de resultados electorales satisfactorios. ERC ejerce su derecho democrático a explicarse igual que los socios tenemos también el derecho a singularizarnos. Singularizarse implica diferenciarse. Supone, por ejemplo, contraponer a ese elixir curalotodo que llaman independencia el bálsamo parsimonioso, pero eficaz, de un federalismo moderno.

El proyecto estratégico que proponemos los socialistas contrapone a la segregación y jibarización del Estado la unión federativa; al discurso identitario el del patriotismo cívico; al mini Estado el Estado plurinacional. Los socialistas catalanes pensamos que en España el cambio de gobierno conlleva un escenario político que debe ser aprovechado con inteligencia. La reforma del Estatut y la Constitución son posibles. La reforma del Senado, en una perspectiva federal, también. Hoy el reconocimiento de los nacionalismos, más autogobierno y mejor financiación puede estar a la vuelta de la esquina. Ahora bien, siempre como resultante de un clima sosegado y paciente, condimentado con mucha pedagogía. Las bravatas generan incomprensión.

Desde el PSC apostamos por un gran pacto con el Estado para ir más allá en el impulso transformador del Estatut. Un pacto que permita la participación de la Generalitat en la gestión de organismos y empresas estatales; un acuerdo que haga factible codecidir y participar en patronatos e instituciones culturales, mejorar la autonomía financiera y la capacidad de decisión sobre los recursos... Que quede claro, los socialistas no deseamos marcharnos, sino quedarnos. Pretendemos implicarnos en la gestión del Estado, formar parte de él y ubicar en Cataluña organismos, agencias e instituciones de alto nivel. Y todo ello en aras de una mayor calidad de vida y como expresión de una profunda convicción de que formamos parte de una simbiosis política hija de un montón de luchas y anhelos democráticos. La política catalana está sometida a continuos sobresaltos emocionales. Unos surgen de la indigestión de los antiguos detentadores del poder, otros pueden ser fruto de un deseo pueril de autoafirmación o de un síndrome victimista alimentado con hojas de Fresno.

La propuesta federalista del PSC quiere generar seguridad y confianza. Busca complicidad y colaboración dentro y fuera del país, en el tejido social, empresarial e intelectual. Es una propuesta realista. El contrapunto a las huidas hacia delante. Un antídoto contra las expectativas vaporosas que conducen a la frustración. Es, sobre todo, una propuesta meditada y serena, fruto de una cultura de gobierno solvente. La más sólida para seguir progresando en y por Cataluña.

Joan Ferran es diputado Portavoz Adjunto PSC.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En