Reportaje:

Memoria de la 'generación perdida'

Un documental recupera el homenaje a los republicanos de junio pasado

Antonio Arrojo ha muerto pesimista como vivió, pero feliz. Un mes antes de fallecer, vivió en Rivas-Vaciamadrid un homenaje que había estado esperando 65 años, desde el día en que acabó la Guerra Civil. Al recordatorio, apoyado por 25.000 personas el pasado 25 de junio, le ha seguido un documental, Semillas, grabado en esos días y estrenado el miércoles en Madrid.

Allí aparecen Antonio y otros muchos homenajeados. Él, con la dignidad y sorna que distingue a los viejos republicanos curtidos en la derrota continuada, la llamada generación perdida, dice a la cámara: "Yo, desd...

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Antonio Arrojo ha muerto pesimista como vivió, pero feliz. Un mes antes de fallecer, vivió en Rivas-Vaciamadrid un homenaje que había estado esperando 65 años, desde el día en que acabó la Guerra Civil. Al recordatorio, apoyado por 25.000 personas el pasado 25 de junio, le ha seguido un documental, Semillas, grabado en esos días y estrenado el miércoles en Madrid.

Allí aparecen Antonio y otros muchos homenajeados. Él, con la dignidad y sorna que distingue a los viejos republicanos curtidos en la derrota continuada, la llamada generación perdida, dice a la cámara: "Yo, desde mi posición pesimista, sentí un alivio extraordinario en el homenaje. Porque vi a muchos jóvenes con un espíritu y deseo de lucha que no había visto desde mis épocas de juventud".

Un republicano lee a la cámara su condena por "adhesión a la rebelión". "¡O sea, que me adherí yo!", se ríe

En otro momento del documental, Antonio lee su sentencia a 30 años de cárcel -trabajó en el Valle de los Caídos- por "adhesión a la rebelión". "¡O sea, que adherí yo!", exclama con mirada pícara.

Su hermana Carmen, que aún vive y también aparece en el documental, perdió a su novio, fusilado al año de finalizar la guerra. Se separaron para siempre ese 1 de abril de 1939. Después de 65 años, el homenaje de Rivas, el único que se ha realizado de forma masiva en España para honrar a los republicanos, ha servido para que la sobrina del novio de Carmen se pusiera en contacto con ella. Ahora ambas le recuerdan juntas. Carmen nunca quiso estar con otro hombre, y su casa aún está llena de fotografías de aquel joven.

La presentación del documental (editado por Contamíname y distribuido por El Diablo) en un gran cine de Madrid completamente repleto fue una continuación del homenaje, organizado por el ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid, encabezado por José Masa (IU) que gobierna con apoyo del PSOE, la fundación Contamíname, que lidera Pedro Guerra, y la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), dirigida por Emilio Silva. En el cine estaban también muchos de los artistas que participaron gratuitamente en el homenaje. Fue una sesión interactiva. La gente aplaudía las declaraciones más emotivas -y especialmente la mención a la muerte de Antonio Arrojo-. E insultaba las apariciones de Francisco Franco en la pantalla.

Hace unos meses, en el autobús que les llevaba desde Ponferrada hasta Madrid para el homenaje, algunos ancianos hablaban del miedo que aún sentían. Pero el éxito de la convocatoria, sentirse rodeados por 25.000 personas que les agasajaban, se lo ha quitado de pronto, y el miércoles por la noche, cuando subieron al escenario, algunos tenían los puños en alto y todos animaban a los jóvenes, aplastante mayoría en la sala, a "seguir la lucha", al menos para que se reconozca el papel de los que combatieron para defender la República constitucional frente al golpe.

Pilar de la Fuente, hija de un desaparecido en la guerra enterrado en una cuneta de El Bierzo, tenía claro su objetivo en ese viaje que también recoge el documental: "Yo sé que ya no voy a encontrar a mi padre, pero al menos voy a hacerle este homenaje que merece desde hace 65 años".

Esa lucha, que comenzó hace tres años con las primeras aperturas de fosas, ya ha llegado hasta el palacio de la Moncloa. El lunes, Isabel González, una octogenaria que busca a su hermano y que después de 65 años ha logrado que la calle principal de su pueblo, Palacios del Sil, deje de llamarse Generalísimo Franco, acudió allí para explicar las reivindicaciones de la ARMH ante el Gobierno.

El PP nunca les recibió, pero los socialistas parecen dispuestos a hacerles caso. Una de las cosas que piden, y tienen ya en parte, la explica Miguel Ríos en el documental: "Recordar a alguien es la única manera de que nunca desaparezca".

Varios de los homenajeados en Rivas-Vaciamadrid, durante la presentación del documental realizado en Madrid el miércoles.SEMEYA PRESS

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