CRISIS EN UCRANIA

EE UU y la UE rechazan el escrutinio oficial y exigen una investigación sobre el fraude

"No podemos aceptar este resultado como legítimo", advierte Colin Powell

Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN han advertido a Ucrania de que no aceptarán los resultados oficiales de las elecciones presidenciales del domingo hasta que se investigue el fraude denunciado tanto por el candidato opositor, el liberal Víktor Yúshenko, como por los organismos internacionales presentes. El Gobierno estadounidense, que se negó a considerar legítimo el resultado oficial, y la UE tratarán de coordinar una respuesta conjunta sin dañar las relaciones con Rusia, cuyo Gobierno felicitó de inmediato al continuista Víktor Yanukóvich.

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Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN han advertido a Ucrania de que no aceptarán los resultados oficiales de las elecciones presidenciales del domingo hasta que se investigue el fraude denunciado tanto por el candidato opositor, el liberal Víktor Yúshenko, como por los organismos internacionales presentes. El Gobierno estadounidense, que se negó a considerar legítimo el resultado oficial, y la UE tratarán de coordinar una respuesta conjunta sin dañar las relaciones con Rusia, cuyo Gobierno felicitó de inmediato al continuista Víktor Yanukóvich.

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El máximo responsable de la política exterior de la Unión, Javier Solana, habló ayer por teléfono con el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, para buscar cómo hacer frente a la situación. Para la UE, Estados Unidos y la OTAN, la proclamada victoria de Yanukóvich es un desafío político y estratégico y un bofetón diplomático. El triunfador aboga por un estrechamiento de relaciones con Moscú mientras su rival defiende la apertura a Occidente y a la OTAN.

Todos fueron muy explícitos en su condena. "No podemos aceptar este resultado como legítimo, porque no cumple con las exigencias internacionales y porque no se han investigado las acusaciones de fraude", afirmó Powell. "Habrá consecuencias", alertó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso. "No podemos aceptar un resultado fraudulento", manifestó Solana. "Está claro que tras el fraude masivo es absolutamente necesaria una revisión de los resultados", había señalado el secretario general de la OTAN, con la que Ucrania mantiene relaciones de socios.

Aunque EE UU "no actuará por el momento, a la espera de los resultados definitivos", el secretario de Estado dijo: "Si el Gobierno de Ucrania no actúa de forma inmediata y responsable, habrá consecuencias en nuestras relaciones". En opinión de Powell, éste es el momento para que los dirigentes de Ucrania se definan sobre la democracia y el respeto de la voluntad popular.

El secretario de Estado demostró que se había empleado a fondo en la diplomacia telefónica y dijo que había hablado con el presidente saliente, Leonid Kuchma, para pedirle que no se actuara violentamente contra los manifestantes y que se aprovecharan las declaraciones de Yúshenko y de Yanukóvich, que sugieren la posibilidad de que se repitan las elecciones. Powell también habló con el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, para que Moscú respalde una solución "basada en la ley y en procedimientos legales". El lunes, la subsecretaria de Estado para Asuntos Europeos, Elizabeth Jones, citó al embajador ruso en Washington para expresarle su preocupación, una acción que el Kremlin ha calificado de "interferencia sin precedentes".

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Powell también reveló haber mantenido conversaciones con José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea; Javier Solana, responsable de Política Exterior de los Veinticinco, y con el Gobierno de Polonia, que se ha ofrecido a mediar. Desde Tejas, una portavoz del presidente Bush ya había adelantado que EE UU está "profundamente preocupado por las señales amplias y creíbles de que ha habido fraude en la elección presidencial de Ucrania" y que se había pedido al Gobierno de Kiev que no certificara oficialmente ningún resultado hasta aclarar el panorama.

La UE venía expresando desde el lunes sus "serias dudas sobre si los resultados reflejarán fielmente la voluntad del electorado ucranio" y por ello había pedido a las autoridades de Kiev "la revisión junto con la OSCE [Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa] del proceso electoral y de los resultados". Fue en vano. El propio Barroso expresó ayer por la mañana su esperanza de que no ocurriera lo que luego se anunció por la tarde, el reconocimiento oficial del triunfo de Yanukóvich. Barroso advirtió de que tal resultado tendría consecuencias para las relaciones entre Ucrania y la Unión, pero en ese momento consideró prematuro detallarlas. Tampoco el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, quiso especular sobre la eventual reacción aliada.

Pulso con Rusia

Bernard Bot, el ministro holandés de Exteriores y presidente de turno de la UE, se dejó llevar el lunes por la pasión y manifestó su deseo de que Yúshenko ganara. Las elecciones de Ucrania han sido un pulso indirecto entre la UE y Rusia, que acusa repetidamente a la Unión de injerencia en su zona y de desestabilizar a Ucrania con su insistencia en dudar de la legitimidad del triunfo de Yanukóvich, felicitado desde el lunes por el presidente Vladímir Putin. "Rusia nos acusa de cosas que no hemos hecho", dijo Solana.

Los embajadores ucranios fueron convocados a principios de semana en las capitales de los Veinticinco para recibir personalmente el malestar de los distintos Gobiernos de la Unión por lo sucedido. Lo mismo ocurrió con el embajador ante la OTAN, a quien Scheffer manifestó la "preocupación de la Alianza por el fraude electoral", además de pedirle una solución no violenta a la crisis y la plena libertad de los tribunales para decidir sobre el proceso.

Rusia y la UE celebran hoy una cumbre en La Haya en la que se repasará la situación. Barroso, Solana y el primer ministro holandés, Jan Peter Balkenende, expresarán a Putin "alto, claro y fuerte", en palabras de Barroso, que no están satisfechos con la evolución de los acontecimientos.

Una manifestante partidaria de Víktor Yúshenko ofrece claveles a los policías antidisturbios concentrados ante la sede presidencial.REUTERS

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