El 78% admite su responsabilidad
Los alumnos no se andan con paños calientes. El 78% reconoce que son responsables del fracaso escolar y admiten que no se esfuerzan, porque si lo hicieran los resultados mejorarían. Sólo un 6% echa la culpa del fracaso a su poca capacidad académica, pero casi el 12% opina que se debe a que los profesores no adaptan la enseñanza y los contenidos acaban siendo poco interesantes para ellos.
Por último, los alumnos examinan a los padres, y no les califican mal: sólo un 3% achaca el fracaso a unos padres que no ayudan en casa con los deberes. Éste último dato no resulta extraño cuando se sab...
Los alumnos no se andan con paños calientes. El 78% reconoce que son responsables del fracaso escolar y admiten que no se esfuerzan, porque si lo hicieran los resultados mejorarían. Sólo un 6% echa la culpa del fracaso a su poca capacidad académica, pero casi el 12% opina que se debe a que los profesores no adaptan la enseñanza y los contenidos acaban siendo poco interesantes para ellos.
Por último, los alumnos examinan a los padres, y no les califican mal: sólo un 3% achaca el fracaso a unos padres que no ayudan en casa con los deberes. Éste último dato no resulta extraño cuando se sabe que los alumnos de secundaria colocan a la familia en el primer puesto entre sus instituciones de confianza; el 90% así lo afirma.
Los alumnos de garantía social, aquellos que se preparan para trabajar tras abandonar el sistema educativo sin haber obtenido el título correspondiente, dicen que su fracaso responde a la falta de interés (77%), a que se aburren en clase (63%), a su mala relación con el profesor y a su escasa base académica (ambas un 28%), entre otras razones.