EL DEBATE DEL ACCIDENTE AÉREO DE TURQUÍA

Trillo alega que ignoraba las irregularidades y rechaza asumir responsabilidades políticas

Bono replica al PP que con los cadáveres "no se equivocaron, sencillamente mintieron"

Federico Trillo-Figueroa, ministro de Defensa cuando se produjo el accidente del Yak-42, dejó ayer claro en el Congreso que no piensa asumir ninguna responsabilidad por lo sucedido. El ex ministro aprovechó un turno "por alusiones" para intervenir en el debate y exponer una teoría muy limitada de la responsabilidad política. "Responsabilidad es dar cuenta de los propios actos", dijo, pero "tiene dos condiciones previas: conocimiento y voluntad". En su opinión, ninguna de ambas circunstancias se produjo en su caso. Los diputados del PP, puestos en pie, le dedicaron un prolongado aplauso.
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Federico Trillo-Figueroa, ministro de Defensa cuando se produjo el accidente del Yak-42, dejó ayer claro en el Congreso que no piensa asumir ninguna responsabilidad por lo sucedido. El ex ministro aprovechó un turno "por alusiones" para intervenir en el debate y exponer una teoría muy limitada de la responsabilidad política. "Responsabilidad es dar cuenta de los propios actos", dijo, pero "tiene dos condiciones previas: conocimiento y voluntad". En su opinión, ninguna de ambas circunstancias se produjo en su caso. Los diputados del PP, puestos en pie, le dedicaron un prolongado aplauso.

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Trillo-Figueroa afirmó que la contratación del avión en el que murieron los 62 militares españoles no fue "una decisión política", sino "una decisión operativa" delegada "en la jerarquía militar", sobre la que él no tenía siquiera una responsabilidad in vigilando. Agregó que "nunca" conoció las 16 denuncias elevadas por los militares contra el mal estado de los aviones ex soviéticos e insistió en que, antes del siniestro del 26 de mayo de 2003, "no había ninguna queja relativa a la seguridad".

Aseguró que ni él que ni ninguno de los responsables políticos del ministerio conocieron, "antes, durante, ni después del funeral que hubiera errores en las identificaciones" de 30 cadáveres, como han demostrado las pruebas de ADN a los familiares.

En definitiva, concluyó, no piensa renunciar al escaño que ganó por Alicante en las últimas elecciones, porque, "nadie puede pedirme lo que no es suyo".

La intervención de Trillo-Figueroa, confirmado como miembro del Comité Ejecutivo y presidente de la Comisión de Garantías en el último Congreso del PP, fue recibida con estupor e indignación en las tribunas de invitados, desde donde le escuchaban familiares de los fallecidos.

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Cuando el ex ministro pidió la palabra, el debate llevaba ya más de tres horas y media. El presidente del Congreso, Manuel Marín, ofreció a los grupos la posibilidad de dividir su turno entre varios portavoces, pero el PP no la utilizó y reservó a Trillo-Figueroa, que permaneció en su escaño todo el tiempo tomando nota y ojeando informes, para una breve intervención "por alusiones".

El ministro de Defensa, José Bono, recordó que su antecesor negó reiteradamente en el Congreso la existencia de quejas sobre la seguridad de los vuelos, lo que se ha demostrado falso. "O el señor ministro no tenía entonces información adecuada o, sencillamente, lo que dijo no se ajusta a la realidad".

Bono afirmó que en la contratación del vuelo no hubo mala fe, sino "falta de diligencia", pero se mostró más contundente al juzgar la conducta del Ministerio después del accidente. "No querían que hubiese muestras de ADN [en Turquía], aunque las había. Lo negaron por escrito y ahí no se equivocaron. Ahí pura y simplemente mintieron".

Aunque sin citarlo, recordó que Trillo-Figueroa expuso una teoría de la responsabilidad política muy diferente a la de ayer cuando era el azote del Gobierno socialista, entre 1993 y 1996. "Es responsabilidad política", dijo entonces el ex ministro, "asumir las consecuencias de los actos propios o de aquellos bajo cuya dependencia pueden haberse causado acciones u omisiones voluntarias que han dado lugar a daño". Y agregó otra cita de Trillo-Figueroa: "Hay responsabilidad política cuando se dice una cosa en el Parlamento y se hace otra".

Bono evitó responsabilizar a su antecesor del accidente, pero agregó que, "cuando se tienta a la suerte, se tropieza uno a veces con la mala suerte".

La sesión se inició con una intervención comedida del ministro de Defensa que fue contestada con una andanada por el portavoz del PP, Eduardo Zaplana.

Zaplana empezó con una retórica declaración de "condolencia" a los parientes de los militares muertos y el reconocimiento de que se produjo "un grave error, evidentemente sin intención" en la identificación de los cadáveres, para a agregar de inmediato que eso "no justifica el linchamiento al que están sometiendo" al ex ministro Trillo.

Zaplana acusó al PSOE de actuar de modo "no decente" cuando estaba en la oposición, por basar su estrategia "en tragedias y catástrofes" y de mantener una actitud "irresponsable y miserable" desde el poder, por "revisar y sembrar de dudas la gestión del anterior Gobierno".

Los diputados del PP jalearon de forma crecientemente ruidosa a su portavoz, que llegó a desenterrar el fantasma de la guerra sucia, afirmando que su partido no investigó el GAL cuando llegó al poder en 1996, a pesar de que muchos ciudadanos lo reclamaban, y de que "el GAL no era un error, era una monstruosidad".

El alboroto en los escaños populares, cada vez más crecidos, llegó a su punto culminante cuando Manuel Marín le advirtió de que había superado con creces su tiempo de intervención. Desde el Grupo Popular, como quedó reflejado en el acta taquigráfica, se escucharon voces de "¡Fuera!" y "Está mintiendo" contra el presidente de la Cámara, sin que éste adoptase medidas drásticas para atajarlo.

El portavoz del Grupo Mixto, José Antonio Labordeta, se dirigió a los familiares de las víctimas del Yak-42 para pedirles "perdón por el espectáculo que hemos dado esta mañana aquí los diputados".

Manuel Atencia, Eduardo Zaplana, en el centro, y Ángel Acebes durante el pleno del Congreso dedicado al accidente del Yak-42.GORKA LEJARCEGI

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