Reportaje:Universidad

La isla de Leioa

El recorte en los servicios de autobuses reabre el tema de las deficientes comunicaciones del mayor campus del País Vasco

El campus de Leioa padece un grave problema de comunicación con sus cerca de 20.000 usuarios. Aunque su situación, en lo alto de una verde colina alejada del municipio que le da nombre, ofrece las debidas garantías de sosiego y tranquilidad para el desarrollo de la actividad docente e investigadora, unas congénitas y deficientes conexiones convierten la calma en algo parecido al aislamiento. Para muchos estudiantes, profesores y personal de administración y servicios, la descripción del acceso a la mayor infraestructura universitaria del País Vasco no incluye conceptos como facilidad o comodid...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El campus de Leioa padece un grave problema de comunicación con sus cerca de 20.000 usuarios. Aunque su situación, en lo alto de una verde colina alejada del municipio que le da nombre, ofrece las debidas garantías de sosiego y tranquilidad para el desarrollo de la actividad docente e investigadora, unas congénitas y deficientes conexiones convierten la calma en algo parecido al aislamiento. Para muchos estudiantes, profesores y personal de administración y servicios, la descripción del acceso a la mayor infraestructura universitaria del País Vasco no incluye conceptos como facilidad o comodidad.

El último reflejo se encuentra en el recorte en las frecuencias y líneas de los autobuses que la compañía Bizkaibus, dependiente del área de Transportes de la Diputación de Vizcaya, cubre para unir el centro universitario con las distintas localidades vizcaínas. Desde el pasado 20 de septiembre se ha disminuido la frecuencia de la mayoría de las 19 líneas que tienen como destino el campus de la UPV, trayectos que acumulan, según un informe presentado hace dos semanas en las Juntas Generales, un déficit de algo más de de seis millones y medio de euros.

El Gobierno presentará en breve el proyecto del tranvía que unirá el campus con el metro

Pese a que la disminución de viajes se ha producido en las llamadas horas valle, es decir, las de menor demanda, y pese a que desde la Diputación se insiste en que sólo se han suprimido los que no cuentan con una demanda suficiente y que si ésta cambia se surtirá de más servicios, el descontento entre los afectados es generalizado. Argumentan que esta medida ha provocado una sobresaturación de las líneas que se mantienen y un aumento del parque móvil en los ya atestados aparcamientos del campus.

Técnicos del Rectorado y de la Diputación tienen previsto celebrar esta semana una reunión en la que los primeros, al igual que hizo el vicerrectorado de Vizcaya días atrás por medio de una misiva, trasladarán a la institución foral su solicitud de restitución de los servicios. "Cuando se hacen restricciones en servicios públicos, las consideraciones no deben pasar sólo por la incidencia económica. También el aspecto social es relevante", aseguran desde el Rectorado.

La decisión de la Diputación ha hecho salir a la palestra un problema que, más allá de estallidos puntuales, convive con el campus desde que éste comenzara a recibir alumnos y profesores en el año 1972. Eduardo Angulo fue uno de los estudiantes que estrenaban la Facultad de Ciencias, una de las primeras en entrar en funcionamiento. 32 años después recuerda desde la dirección del Colegio Mayor de la UPV Miguel de Unamuno de Bilbao la aventura que suponía acudir al lugar de estudio. "Cuando entramos sólo había un autobús que salía de la estación de tren de Lejona. Es más, durante un curso estuvimos sin carretera de acceso, por lo que debíamos recorrer todo el Goiherri para ir a clase", rememora.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

La carencia de autobuses convirtió a muchos alumnos en obligados autoestopistas que dependían de la buena voluntad de los conductores para llegar a Leioa. "Había verdaderas filas de gente haciendo dedo", explica Angulo. En los 80 aumentaron los autobuses, pero no mejoraron mucho las condiciones. "Los vehículos eran viejos, las frecuencias variaban de día en día en función de la gente que los utilizara, por lo que siempre íbamos como sardinas en lata. Tan precaria era la situación que hubo huelgas en demanda de transportes y mejores autobuses", afirma.

Sus reclamaciones se plasmaron con la llegada de Bizkaibus a mediados de los noventa. En esa época también comenzó a funcionar en Bilbao y la margen derecha el metro, un medio que parecía adaptarse a la perfección a las demandas de mejores comunicaciones del campus. Sin embargo, el metro se quedó a las afueras de Leioa, lejos de la propia localidad y mucho más de las instalaciones universitarias. "Todos los rectores han intentado mejorar las conexiones. Cuando yo entré, se hablaba de que iba a llegar el tren. Luego se dijo lo mismo del metro. Y seguimos igual", aclara Angulo.

La solución de las lanzaderas, autobuses que unen la parada de metro de Leioa con la universidad, se saldó con un rotundo fracaso. La opción actual es realizar esa conexión por medio del tranvía ligero. Con este fin, la UPV firmó el año pasado un convenio con el Gobierno vasco y los ayuntamientos de Leioa y Erandio. Entonces se señalaba 2006 como el año de su entrada en funcionamiento. Según fuentes del Departamento de Transportes, en breve será presentado al público el proyecto, algo que estaba previsto para el año pasado, y, tras un plazo de alegaciones, se dará vía libre a la ejecución de una obra que puede hacer que el campus de Leioa deje de ser una isla.

Archivado En