Cartas al director

Yo también soy ingenuo

Me ha resultado sorprendente que las críticas al discurso de Zapatero en la Asamblea de las Naciones Unidas se hayan concentrado en la ingenuidad de sus palabras, en el idealismo de las mismas o en lo utópico de sus planteamientos. Creo que pronto nos tendremos que sentir avergonzados porque el máximo responsable de un país crea que las cosas se pueden hacer de otra manera, con otro estilo y, sobre todo, pensando en que es posible la convivencia entre culturas diferentes. Precisamente, si algo tiene su mensaje es contundencia, valentía y realismo, ya que lo

hace en la ONU y después de e...

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Me ha resultado sorprendente que las críticas al discurso de Zapatero en la Asamblea de las Naciones Unidas se hayan concentrado en la ingenuidad de sus palabras, en el idealismo de las mismas o en lo utópico de sus planteamientos. Creo que pronto nos tendremos que sentir avergonzados porque el máximo responsable de un país crea que las cosas se pueden hacer de otra manera, con otro estilo y, sobre todo, pensando en que es posible la convivencia entre culturas diferentes. Precisamente, si algo tiene su mensaje es contundencia, valentía y realismo, ya que lo

hace en la ONU y después de escuchar a Bush. Ya hemos podido comprobar para qué nos ha servido una intervención militar en Irak a todas luces ilegal y desproporcionada.

Muy cerca de Nueva York, el ex presidente Aznar forzaba la historia para llegar a la conclusión de que Al Qaeda no ha podido digerir la reconquista de los Reyes Católicos. Vamos, que el terrorismo islámico tiene su origen en la ocupación musulmana de España. Georgetown fue escenario de la primera clase, que de magistral tuvo poco si nos atenemos a las particulares interpretaciones que hace de la historia nuestro ex presidente. Y, seguramente, todo para justificar la intervención en Irak.

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Puedo entender que las palabras de Rodríguez Zapatero sean difíciles de poner en práctica, entre otras cosas porque requerirían del esfuerzo y la voluntad de muchos que a lo mejor no creen en ellas, pero dejando de lado estas consideraciones no puedo menos que apoyar lo que han significado: un soplo de aire fresco. Por el contrario, escuchar ciertas ideas me han hecho dudar muy seriamente de la capacidad intelectual de quien las pronuncia.

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