Reportaje:

El agujero enmascarado

Un telescopio de Hawai usa estrellas virtuales para atisbar el sumidero negro del centro de la Vía Láctea

Los astrónomos están empeñados en desenmascarar el agujero negro que ocupa el centro de la Vía Láctea, nuestra galaxia, y el agujero negro está empeñado en no dejarse ver. En realidad, este sumidero gigantesco que no deja escapar nada, ni siquiera la luz, no se puede ver. Sí se puede observar lo que pasa en la perturbadísima región que lo rodea, hasta prácticamente su borde, y eso es lo que los científicos hacen, cada vez con mejores resultados.

Lo último son las observaciones de uno de los dos telescopios estadounidenses Keck de 10 metros, en Hawai, los mayores del mundo. Un nuevo sist...

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Los astrónomos están empeñados en desenmascarar el agujero negro que ocupa el centro de la Vía Láctea, nuestra galaxia, y el agujero negro está empeñado en no dejarse ver. En realidad, este sumidero gigantesco que no deja escapar nada, ni siquiera la luz, no se puede ver. Sí se puede observar lo que pasa en la perturbadísima región que lo rodea, hasta prácticamente su borde, y eso es lo que los científicos hacen, cada vez con mejores resultados.

Lo último son las observaciones de uno de los dos telescopios estadounidenses Keck de 10 metros, en Hawai, los mayores del mundo. Un nuevo sistema de láser para crear estrellas de referencia en la zona elegida ha permitido observar mucho mejor la región central de la Vía Láctea, a 30.000 años luz de la Tierra, difícil de estudiar normalmente por la gran cantidad de polvo interestelar existente. "Con este sistema hemos puesto una estrella de referencia brillante justo encima del agujero negro y ahora vemos la zona con mucha mayor nitidez", explicó ayer Antonin Bouchez en un congreso que tiene lugar en Los Ángeles en torno a los Keck. Ante los ojos de los astrónomos han aparecido estrellas antes inexistentes y hasta se ha podido filmar una llamarada gigantesca al caer plasma dentro del agujero negro.

El truco está en la óptica adaptativa de los espejos del Keck, que permite al telescopio compensar la turbulencia atmosférica cuando mira el cielo. Para que funcione, la óptica adaptativa necesita una estrella de referencia, pero cerca del agujero negro, visto desde la Tierra, hay pocas que sirvan. La solución: crear estrellas virtuales.

El nuevo instrumento representa una gran diferencia en cualquier observación de zonas difíciles o grandes y hace comparables los grandes telescopios terrestres con los espaciales, aseguran sus responsables. "Esto marca un renacimiento en la astronomía terrestre en el infrarrojo comparable a la primera vez que Galileo enfocó su telescopio al cielo", dijo exultante Matt Mountain, director del observatorio internacional Gemini, que tiene dos telescopios de ocho metros.

La estrella brillante en el centro de la imagen marca el agujero negro de la Vía Láctea.OBSERVATORIO KECK

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