Editorial:

Ciencia europea

Un millar y medio de científicos se han reunido esta semana en Estocolmo en el I Foro Europeo Euroscience. Han hablado de la situación de la investigación en nuestro continente, de la formación de futuros investigadores y, naturalmente, se han hecho presentaciones de las investigaciones más avanzadas. Euroscience, la entidad organizadora, ha creado junto a otro medio centenar de sociedades y organismos científicos, la Iniciativa por la Ciencia en Europa, que pretende ser un lobby que lleve las propuestas de los científicos a los órganos de decisión comunitarios. Su propósito inmediato e...

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Un millar y medio de científicos se han reunido esta semana en Estocolmo en el I Foro Europeo Euroscience. Han hablado de la situación de la investigación en nuestro continente, de la formación de futuros investigadores y, naturalmente, se han hecho presentaciones de las investigaciones más avanzadas. Euroscience, la entidad organizadora, ha creado junto a otro medio centenar de sociedades y organismos científicos, la Iniciativa por la Ciencia en Europa, que pretende ser un lobby que lleve las propuestas de los científicos a los órganos de decisión comunitarios. Su propósito inmediato es lograr que se deje de hacer política científica sin escuchar a los investigadores y llevan ya tiempo trabajando en una reforma de la ciencia europea.

La inversión de los países de la Unión Europea en I+D sigue anclada en algo menos del 2% del PIB (el 1% en España), mientras que en Japón está en el 3% y en Estados Unidos se aproxima a ese mismo porcentaje. Esta notable diferencia llevó al Consejo Europeo, en las cumbres de Lisboa (2000) y Barcelona (2002), a marcar el objetivo de alcanzar el 3% en 2010 y promover el conocimiento como motor principal del desarrollo económico. Por el momento, el incremento de gasto en I+D está siendo tímido, pero incluso si los Gobiernos nacionales cumplieran sus compromisos y lo aumentaran, no sería suficiente. Los científicos reunidos en Estocolmo consideran que para competir con gigantes como Estados Unidos y Japón, la ciencia en Europa debe dejar de ser la suma de las ciencias nacionales para convertirse en ciencia europea, lo que hace necesaria una reforma profunda. Dentro de ella, uno de los proyectos más avanzados es la creación de la Agencia Europea de Investigación, con la que se pretende impulsar a escala continental la ciencia básica, dejada a un lado hasta ahora por los programas marco de I+D.

Los científicos europeos, incluidos los españoles, quieren dejar claro que su iniciativa no está dirigida a lograr más dinero, porque son los propios jefes de Estado y de Gobierno los que se han marcado el objetivo del 3% del PIB. Subrayan que ellos no piden, sino que ofrecen su experiencia para que el proyecto de los dirigentes políticos de entrar en la economía del conocimento se logre cuanto antes. Todos harían bien en aceptar de buen grado esa colaboración.

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