El huracán 'Charley' arrasa Florida con vientos de más de 230 kilómetros por hora

La tempestad, que se desplaza hacia el norte, deja 15 muertos y miles de personas sin techo

El huracán Charley arrasó el centro de la costa occidental de Florida, dejando tras de sí al menos 15 muertos, miles de personas sin techo y más de dos millones de residentes sin electricidad. La furia de los vientos, de más 230 kilómetros por hora, azotó particularmente el área de Punta Gorda y Port Charlotte, habitada por turistas y jubilados. El huracán fue perdiendo fuerza al cruzar el Estado antes de continuar ayer hacia Carolina del Sur, ya con vientos de 110 kilómetros por hora.

Aunque Florida es una península con gran experiencia de huracanes y los equipos de ayuda se mov...

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El huracán Charley arrasó el centro de la costa occidental de Florida, dejando tras de sí al menos 15 muertos, miles de personas sin techo y más de dos millones de residentes sin electricidad. La furia de los vientos, de más 230 kilómetros por hora, azotó particularmente el área de Punta Gorda y Port Charlotte, habitada por turistas y jubilados. El huracán fue perdiendo fuerza al cruzar el Estado antes de continuar ayer hacia Carolina del Sur, ya con vientos de 110 kilómetros por hora.

Aunque Florida es una península con gran experiencia de huracanes y los equipos de ayuda se movilizaron rápidamente, las labores de rescate se vieron dificultadas por la enorme cantidad de escombros esparcidos y árboles derribados. A esto se sumaba la incertidumbre acerca del número de personas que decidieron permanecer en sus casas, a pesar de la alerta de evacuación dada por las autoridades el día anterior a la llegada del Charley. Otros se aventuraron a salir en pleno huracán y perdieron la vida, como un hombre de 23 años de Fort Myers que salió a fumarse un cigarro y le cayó un árbol encima.

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Cerca de un millón y medio de personas abandonaron sus viviendas para dirigirse a los refugios. Muchos de ellos vivían en campamentos de autocaravanas que quedaron arrasados y vieron por televisión las imágenes de sus hogares destruidos. Pero el huracán azotó por igual a construcciones que parecían sólidas, como comisarías de policía y hospitales, donde ayer tuvieron que ser evacuados enfermos en ambulancias en medio del caos y el calor. Con la ausencia de electricidad falló también el aire acondicionado, vital en una región donde las temperaturas superan los 45 grados.

El gobernador de Florida, Jeb Bush, dijo que el número de víctimas y de damnificados podría elevarse considerablemente. "Con la devastación que hay sería impensable que no hubiera más muertos", afirmó después de realizar una inspección aérea de las zonas más afectadas, en los condados de Charlotte, Lee, Manatee y Sarasota. Bush cifró las pérdidas materiales en "miles de millones de dólares", y confirmó que su hermano, el presidente George W. Bush, había declarado Florida "zona catastrófica". El presidente tenía previsto hacer hoy una pausa en su campaña política para viajar a este Estado, que será clave para su reelección, como ya lo fue para que ganara la presidencia en 2000. Al igual que entonces, las encuestas indican que existe un empate con su rival demócrata, John Kerry.

Charley ha sido el segundo peor huracán que pasa por Florida en los últimos 40 años. En 1992, el huracán Andrew destruyó 85.000 casas en el sur del Estado y dejó a 250.000 personas en la calle. De aquella trágica experiencia las autoridades aprendieron varias lecciones que ahora tratan de poner en práctica. La primera, la cantidad de timadores que surgen al día siguiente de un desastre natural, y la segunda, lo costosa que es, en tiempo y dinero, la reconstrucción. Unos 1.500 efectivos de la guardia nacional y otros 500 policías estatales intentaban poner ayer freno a los abusos y orden en las operaciones de rescate.

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El huracán alcanzó la categoría cuatro a su paso por Florida, pero el día anterior había atravesado Cuba y parte de Jamaica. En Carolina del Sur y del Norte, donde llegó ayer el temporal, más de 180.000 turistas tuvieron que ser evacuados.

Un empleado de un gran almacén de repuestos de coche limpia el recinto, medio derruido tras el paso del huracán Charley.REUTERS

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