VIOLENCIA EN IRAK

Fracasan las negociaciones para una tregua en Nayaf

No hubo acuerdo. Dos días de negociaciones, tras el inicio, el jueves pasado, del cerco norteamericano y de la policía iraquí a la ciudad santa chií de Nayaf que dejó cerca de 400 insurgentes y seis estadounidenses muertos, han sido inútiles para que los representantes del clérigo radical Múqtada al Sáder y el consejero de Seguridad Nacional, Muafaq al Rubai, sellaran un pacto que pusiera punto final a una crisis que ha provocado estallidos violentos en innumerables lugares de Irak y manifestaciones en muchas ciudades del mundo musulmán.

Algunas de las exigencias del líder del Ejército ...

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No hubo acuerdo. Dos días de negociaciones, tras el inicio, el jueves pasado, del cerco norteamericano y de la policía iraquí a la ciudad santa chií de Nayaf que dejó cerca de 400 insurgentes y seis estadounidenses muertos, han sido inútiles para que los representantes del clérigo radical Múqtada al Sáder y el consejero de Seguridad Nacional, Muafaq al Rubai, sellaran un pacto que pusiera punto final a una crisis que ha provocado estallidos violentos en innumerables lugares de Irak y manifestaciones en muchas ciudades del mundo musulmán.

Algunas de las exigencias del líder del Ejército del Mahdi -que toma el nombre del duodécimo imán del chiísmo, desaparecido, y cuyo regreso sobre la Tierra esperan los fieles de esta rama del Islam- era inaceptable por parte del Gobierno del también chií Ayad Alaui. Especialmente, la demanda de que la milicia pudiera continuar armada y, en menor medida, la reclamación de que el centro del casco histórico de Nayaf fuera administrado por un consejo de clérigos. Adnan al Zorfi, gobernador de la ciudad, aseguró horas antes de la ruptura que Al Sáder podría residir en Nayaf, pero que los milicianos debían retirarse. El escollo principal no se centraba en la retirada en sí, sino en el hecho de que lo hicieran con sus pertrechos militares a cuestas.

El consejero Al Rubai, que se trasladó el jueves a Nayaf para tratar a la desesperada de evitar el asalto al mausoleo de Alí, en el que se refugian casi un millar de milicianos, leyó un comunicado desde la misma ciudad santa: "Con gran dolor y pesar, anuncio el fracaso de los esfuerzos para poner fin a la crisis pacíficamente. Nuestro objetivo era ahorrar sangre, preservar la seguridad y que las milicias depusieran las armas". No admitió preguntas.

Del lado de los insurgentes, el negociador Ali Sumeisim declaró a la cadena de televisión Al Yazira: "Habíamos llegado a un acuerdo con Al Rubai en todos los puntos, pero Alaui le llamó y puso fin a la cuestión. Es una conspiración para cometer enormes masacres en Irak. El objetivo no es sólo Al Sáder, sino todos los que se oponen a la ocupación". Después trató de sembrar la discordia entre los miembros del Ejecutivo: "Pido a Al Rubai, como musulmán y árabe, que diga la verdad sobre el porqué del fracaso de las conversaciones".

Jais al Jazali, portavoz del líder de la revuelta, reclamó a todos los partidos que se pronuncien sin ambages. "Pedimos al pueblo iraquí que afronte su responsabilidad en esta crisis y la masacre que nos espera. Exhortamos a todas las fuerzas políticas a que se pronuncien con claridad, ya sea como cómplices de la matanza o con una posición firme en contra". No abriga esperanzas el portavoz. "Estamos en posición defensiva y dispuestos al martirio en la defensa de nuestros santuarios". Miles de chiíes comenzaron a llegar a Nayaf el viernes por la noche, procedentes de todos los rincones del sur de Irak, para proteger el santuario del previsible asalto final.

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