Correcto, pero corto

Tras muchas dudas, algunos titubeos y resistencias varias, el Ministerio de la Vivienda consiguió aprobar ayer en Consejo de Ministros un plan de choque para corregir el mercado inmobiliario a partir de tres criterios: aumentar la construcción de viviendas de protección oficial (las llamadas VPO), potenciar el mercado de alquiler y abaratar el suelo. El decreto completa el marco de actuación aprobado la semana pasada, modifica el plan vigente y aumenta las actuaciones en VPO desde las 110.000 previstas hasta 180.000; dispone subvenciones de hasta 6.000 euros para los propietarios que decidan p...

Tras muchas dudas, algunos titubeos y resistencias varias, el Ministerio de la Vivienda consiguió aprobar ayer en Consejo de Ministros un plan de choque para corregir el mercado inmobiliario a partir de tres criterios: aumentar la construcción de viviendas de protección oficial (las llamadas VPO), potenciar el mercado de alquiler y abaratar el suelo. El decreto completa el marco de actuación aprobado la semana pasada, modifica el plan vigente y aumenta las actuaciones en VPO desde las 110.000 previstas hasta 180.000; dispone subvenciones de hasta 6.000 euros para los propietarios que decidan poner su vivienda en alquiler; articula otra línea de ayudas para las empresas que compren suelo para construir casas en alquiler, y aumenta el precio del módulo de VPO en el 4% lineal en todo el país, con el fin de adecuarlo a las condiciones de mercado. Estamos ante un plan de incentivos directos al alquiler y a las viviendas de protección oficial que rompe con la desidia de la Administración anterior.

El plan de choque así expuesto está correctamente orientado. Sobre todo si se tiene en cuenta que se acompaña con otros anuncios de iniciativas políticas tales como la creación de la Agencia Pública de Alquiler o la de una comisión interministerial para analizar los factores de coste que influyen en el encarecimiento del precio del suelo. Pero es muy probable que sea insuficiente.

Es verdad que en estos momentos el propio mercado inmobiliario tiende hacia una contención de los precios; pero no se trata de procurar tan sólo un aterrizaje suave, tarea en sí misma complicada, sino también de orientar el mercado para que produzca el suficiente volumen de viviendas de precios accesibles para atender la demanda creciente de los más jóvenes y de organizar un mercado de alquiler que se aproxime a la media europea. Para estos objetivos, las disposiciones de ayer pueden quedarse cortas.

Además, quedan en penumbra dos cuestiones capitales. Una de ellas es cómo se articulará finalmente la nueva agencia de alquiler. Otra, quizá la más relevante por sus efectos sobre el mercado, si se reducirá la desgravación fiscal por la compra de vivienda. Sería deseable que los potenciales compradores y los agentes del mercado dispusieran de respuestas claras durante este mismo año.