FÓRUM DE BARCELONA | Diálogos

Los microcréditos se convierten en la principal prioridad de la cooperación española oficial

El Gobierno central ya ha invertido 220 millones de euros en esta herramienta de desarrollo

Poco a poco, los microcréditos se han convertido en "la herramienta más eficaz para combatir la pobreza". Así lo aseguró ayer Juan Pablo de Laiglesia, secretario general de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI). De Laiglesia, que participó ayer en la clausura del diálogo Pobreza, microcréditos y desarrollo en el Fórum, explicó que este sistema de financiación para las poblaciones con menos recursos es actualmente "la prioridad de la agencia" y que, con una inversión de 220 millones de euros, se ha convertido en el programa más ambicioso de la cooperación española.
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Poco a poco, los microcréditos se han convertido en "la herramienta más eficaz para combatir la pobreza". Así lo aseguró ayer Juan Pablo de Laiglesia, secretario general de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI). De Laiglesia, que participó ayer en la clausura del diálogo Pobreza, microcréditos y desarrollo en el Fórum, explicó que este sistema de financiación para las poblaciones con menos recursos es actualmente "la prioridad de la agencia" y que, con una inversión de 220 millones de euros, se ha convertido en el programa más ambicioso de la cooperación española.

De Laiglesia añadió que este servicio de préstamos, que la agencia puso en marcha en 1998, han tenido más de 300.000 destinatarios distribuidos en 16 países, entre ellos Colombia, Perú, Líbano, Mozambique, El Salvador y Serbia-Montenegro. A juicio del secretario de AECI, quien cree que los microcréditos suponen "uno de los cambios más relevantes en el campo de la cooperación de las últimas dos décadas", este sistema es "fiable, barato y estimulante" porque fomenta el desarrollo "a partir de las capacidades de los propios destinatarios".

De Laiglesia recordó que las poblaciones más humildes "han estado históricamente excluidas" de los servicios financieros -préstamos de crédito, sistemas de ahorro, seguros, intermediación de pagos o transferencias-, por lo que la microfinanciación supone "dar acceso a servicios que adaptados a sus necesidades y prioridades".

No obstante, el titular de la agencia oficial de cooperación advirtió del peligro de que este servicio levante "excesivas expectativas" si no van acompañados por cambios "en los derechos políticos, civiles y sociales" de estas poblaciones.

Lo cierto es que De Laiglesia ofreció la visión más prudente de las microfinanzas, en unas jornadas en las que los participantes han destacado el papel crucial de los microcréditos como un instrumento clave en la lucha contra la pobreza. Muhammad Yunus, inventor de los microcréditos en 1976 y fundador del Grameen Bank en Bangladesh, reiteró ayer que esta herramienta es decisiva para alcanzar el Objetivo de Desarrollo del Milenio, un acuerdo que ratificaron en 2002 un centenar jefes de Estado a través del que se comprometían a trabajar para reducir en un 50% el número de personas con ingresos inferiores a un dólar al día para el año 2015. "Tenemos diez años y medio para alcanzar estos objetivos y con los microcréditos tenemos más posibilidades de lograrlo", manifestó Yunus, quien aseguró que la mortalidad infantil en las familias de prestatarios ha descendido en un 37%, otro hecho que demuestra la eficacia de los microcréditos para erradicar la miseria.

El padre del Grameen Bank, también conocido como banco de los pobres, concluyó que el tiempo que necesita un beneficiario para abandonar la pobreza es de entre 8 y 15 años, por lo que animó a las más de 10.000 entidades que se dedican a este sistema de financiación alternativa a seguir trabajando e innovando en este sector "para acortar este tiempo y conseguir que más gente pueda dejar atrás la pobreza".

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