Entrevista:TROTAMUNDOS | ALICIA GIMÉNEZ BARTLETT | ESCRITORA | EL VIAJERO HABITUAL

Fábulas del Nilo

Un crucero de lujo por el Nilo. Una familia judía. Otra americana con cinco hijos. Una pareja reviviendo su luna de miel. Todos extraños. Sólo faltó un asesinato para que Alicia Giménez Bartlett, la Agatha Christie española, se pusiera a parir una novela a bordo. Habrá que conformarse con su último libro; protagonista, una vez más, la inspectora Petra Delicado: Un barco cargado de arroz (Planeta).

Lo del crucero por el Nilo suena novelesco, la verdad.

Sí, pero ya se me adelantó Miss Christie cuando viajó a Egipto y vio allí el exotismo auténtico.

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Un crucero de lujo por el Nilo. Una familia judía. Otra americana con cinco hijos. Una pareja reviviendo su luna de miel. Todos extraños. Sólo faltó un asesinato para que Alicia Giménez Bartlett, la Agatha Christie española, se pusiera a parir una novela a bordo. Habrá que conformarse con su último libro; protagonista, una vez más, la inspectora Petra Delicado: Un barco cargado de arroz (Planeta).

Lo del crucero por el Nilo suena novelesco, la verdad.

Sí, pero ya se me adelantó Miss Christie cuando viajó a Egipto y vio allí el exotismo auténtico.

Sitúeme en la trama. Escritora y marido ponen rumbo a Egipto. Noviembre de 2002.

Así es. Mi marido es un buen compañero de viaje porque pregunta sin parar. Más bien hace encuestas a la población y recibe información buenísima.

Aparte del Egipto monumental, ¿qué le impresionó?

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Las orillas del Nilo. Allí no ha pasado el tiempo. Todo transcurre lento: los viejos con sus bueyes, los jóvenes bañándose desnudos y las mujeres charlando. Y el contraste del vergel y el desierto.

Hábleme de los personajes de aquel crucero.

Recuerdo una familia americana con cinco hijos muy bien vestidos. Saludaban siempre, bajaban al comedor en orden... De repente, un día vi cómo uno de ellos pasaba de un camarote a otro por el exterior, con el barco en marcha. No dije nada, pero al día siguiente me acerqué a él en el desayuno, mientras se servía: "¿Sabes que te podías haber matado?", le dije. "Como vuelvas a hacerlo, te juro que se lo digo al capitán". Se quedó blanco.

Puedo imaginarlo.

Recuerdo a un matrimonio de judíos con mucha pasta que cada noche hacían festejos en un bar. También una señora con su hija, cuarentona poco atractiva. Pensé que era una solterona hasta que la madre me dijo: "Va por el tercer matrimonio y debería centrarse un poco".

Las apariencias engañan.

Y tanto. Lo de hacer conjeturas es muy divertido, pero resulta fácil equivocarse.

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