Los papeles desclasificados por Bush están incompletos

A pesar de la cantidad de informes desclasificados por la Casa Blanca, los documentos están incompletos, según denunciaron ayer los demócratas, ya que excluyen referencias a las tácticas de la CIA en los interrogatorios de los presos en Guantánamo, Afganistán e Irak. Esa omisión es clave, dado que la agencia mantiene una red global y secreta de cárceles, en las que supuestamente están detenidos los principales detenidos en la guerra internacional contra el terrorismo.

El abogado de la Casa Blanca Alberto Gonzáles restó importancia a ésa y otras preguntas durante una conferencia de prens...

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A pesar de la cantidad de informes desclasificados por la Casa Blanca, los documentos están incompletos, según denunciaron ayer los demócratas, ya que excluyen referencias a las tácticas de la CIA en los interrogatorios de los presos en Guantánamo, Afganistán e Irak. Esa omisión es clave, dado que la agencia mantiene una red global y secreta de cárceles, en las que supuestamente están detenidos los principales detenidos en la guerra internacional contra el terrorismo.

El abogado de la Casa Blanca Alberto Gonzáles restó importancia a ésa y otras preguntas durante una conferencia de prensa, convocada con el objetivo de distanciar al presidente George W. Bush de la crisis provocada por las torturas en Irak. Gonzáles asegura que la normativa reflejada en los memorandos se extiende a todos los detenidos, tanto los que están bajo custodia de la CIA como del Pentágono. Con respecto a un controvertido informe filtrado hace un mes a la prensa, en el que se opinaba que "torturar a los terroristas podía ser legalmente defendible", Gonzáles dijo que se trataba de "teorías legales abstractas que no reflejan la política adoptada".

Tanto el abogado de la Casa Blanca como el del Pentágono, Daniel Dell'Orto, defendieron los métodos afirmando que, a pesar de la aparente confusión creada por la autorización y desautorización de técnicas, todas se enmarcaban en la orden dada por el presidente el 7 de febrero de 2002. En ella, Bush estableció que había que tratar a los presos talibanes y de Al Qaeda "humanamente, aunque se considerara que no estaban protegidos por la Convención de Ginebra".

La sucesión cronólógica de memorandos y directivas muestra cómo el Pentágono, frustrado por no obtener la cooperación de los detenidos en Guantánamo, dudó hasta qué extremo aplicar técnicas coercitivas e intimidatorias, y acabó dando órdenes contradictorias. En diciembre de 2002, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, autorizó el uso de perros, el encapuchamiento, la explotación de fobias y semidesnudar a los interrogados. En abril de 2003 las desautorizó, con excepción de la última, siguiendo el consejo de abogados.

El Gobierno ha accedido a hacer públicos los documentos -cuya desclasificación estaba prevista para el 2012 y 2013- debido a las presiones demócratas y de un parte del electorado que desconfía de la veracidad del presidente.

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